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El mundo estos días anda muy mal:
la crisis económica, que lleva a muchas familias a los comedores públicos;
el paro que aumenta cada día y deja sin dinero a mucha gente;
el egoísmo de unos pocos (lo que algunos llaman políticos)
que deja a medio mundo sin pan que llevarse a la boca.
Los egocéntricos famosos;
los presidentes que prometen y charlan mucho
y al final no cumplen nada de lo prometido;
los que no hacen nada por que la guerra termine
y ponen una bomba en la casa del vecino.
Los que quieren legalizar el aborto
y así asesinar a una persona diminuta que aún no puede defenderse;
los que, con tal de conseguir el petróleo, engañan, roban y matan hasta conseguirlo.
Los que se declaran cristianos y mienten y traicionan a los que eran sus amigos;
los que buscan la fama insultando a sus adversarios…
Parece imposible nombrarlos todos, porque si uno se pone a pensar,
parecen infinitos los males ideales que se forman cada día en nuestra sociedad.
El mundo va, definitivamente, de mal en peor.
Todo lo malo, por alguna extraña razón, tiene su parte buena.
Esta situación que pretende destruir el planeta también la tiene:
Siempre quedarán esas personas que dicen ‘’no a la guerra’’,
que son solidarios, sinceros, buenos amigos;
y, además, siempre están ahí.
Debemos seguir superándonos
y llegar a ser como estos buenos ejemplos de ciudadanos;
y aportar nuestro granito de arena,
que, aunque parezca pequeño, el nuestro
y los de mucha gente acaba siendo una montaña.
Esta se podría interpretar por un gentío de voces unidas por una misma causa.
Y las multitudes pacifistas terminarán la guerra
y acabarán con el hambre en el mundo.
Sinceramente, esperemos que así sea.
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