No son las cosas que nos pasan, lo que determina el curso de nuestra vida, en cambio si, es la forma en que asumimos lo que nos pasa, lo que tiene el poder de crear nuestro destino...
Pues en realidad, los hechos son neutros, nosotros somos los que les damos color, valor y significado... Y frente a aquello que llamamos "malo", podemos asumir el papel de la víctima sufrida y quejarnos, o bien, sacar la esencia de las cosas:
El aprendizaje...
Para así aprender, a crecer en sabiduría, para entender finalmente que siempre damos, lo mejor que podemos, con lo mejor que tenemos, ni más ni menos...
Y entonces aprender, para poder aceptar a los demás exactamente como son y aún así amarlos y aceptarnos también a nosotros mismos tal como somos y aún así amarnos...
Para aprender, y no juzgar, no criticar y no condenar a nada ni a nadie y dejar que cada uno viva su experiencia vital, como mejor pueda y le parezca...
Si, aprender, a respetarnos a nosotros mismos y a respetar a los demás, sin pretender que nadie viva su vida como nosotros queremos... Y entender además, que tarde o temprano hemos de volver a casa, al corazón de Aquel, en el que vivimos y somos.."...