Cuandolos animales demuestran mayor humanidad que los seres humanos
La palabra humanidad como sinónimo de compasión siempre me resultó contradictoria yciertamente poseedora de un contenido altamente irónico y diría que hastacínico, ya que si hay una forma de vida en este planeta que ha demostrado serilimitadamente cruel, desconsiderada y destructiva esa es la humanidad. Por loque no es raro que muchas veces sean los animales los que den lecciones de humanidad.
Durantemiles de años en la India,Fenicia y algunos otros lugares geográficamentecercanos a los anteriores se emplearon elefantes en la guerra. Animalesextremadamente poderosos y capaces de romper cualquier linea de infantería ocaballería en una sola estampida; siendo además capaces de transportar unlancero que atacaba a todo el que acercara por los flancos y uno o dos arquerosque atacaban a distancia además de su mahout o conductor. Si bien esto supuso un gran problema para losenemigos locales, supo ser todo un caos terrorífico para los extranjeros; essabido como los elefantes hindúes diezmaron las fuerzas de Alejandro Magno ycomo los elefantes de Piro de Epiro y poco más tarde los de Aníbal le dieron alos romanos dos de los más grandes dolores de cabeza y agujeros en el orgullode toda su historia.
Perohecha la ley hecha la trampa, y eventualmente el pragmatismo bélico combinadocon la sed de poder de de los clanes marciales rajput, quienes constantementecombinaban estrategias traídas desde Arabia, Europa y Mongolia para avasallar aquienes se interpusieran en su camino, fueron generando los instrumentosnecesarios para contrarrestar a los elefantes de guerra sin resultarcompletamente diezmados en el intento. Uno de estos instrumentos fueron los marwari,poderosos sementales logrados a partir delcaballo arábigo, de orejas curvas, resistentes al calor desértico y con unaaparente falta natural de temor hacia las grandes bestias de guerra.
Y es aquí donde el punto principal de nuestra historiatoma lugar, ya que si bien el marwari superaba en fuerza a un caballo normal yarremetía sin temor contra los elefantes, sólo alcanzaba con que estos últimostirasen una patada o diesen un cabezazo o trompazo para que el marwari salgadespedido varios metros por el aire con jinete incluido. Pero eventualmente losrajput descubrirían que los elefantes poseían una característica que laspersonas parecían carecer: consciencia; y rápidamente empezaron a equipar a suscaballos con armazones forrados en tela que simulaban ser pequeñas trompas,dándole el aspecto a los marwari de elefantes pequeños. Si bien esto parece unaidea sin sentido, la misma fue mortalmente eficaz, ya que los elefantes ‘enemigos’ se negaban a atacar a los caballos disfrazados deelefantes pequeños, incluso cuando sus conductores les clavaban estacas demetal detrás de las orejas para obligarlos pisotear a los rivales.
En laimagen vemos al maharana Rana Pratap de los rajput montando su caballo, el brioso Cetak, durantelaBatalla de Haldighati en el 1576, Cetak tenía una trompa falsa, por lo que no fue repelidopor el elefante el cual lo confundió con una cría, oportunidad que Prataputilizó para abalanzar su caballo de un salto sobre la cabeza del elefante yarrojar su lanza contra el líder mughal, Man Singh. Pratap falló su tiro y mató al mahout -conductor delelefante- mientras que al mismo tiempo las heridas producidas alcaballo por parte de los guerreros montando al elefante causaron la muerte deCetak casi instantáneamente.
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