LO primero es el cuerpo. El cuerpo es tu base, tu suelo, es donde te asientas. Hacer que te vuelvas enemigo del cuerpo es destruirte, es volverte esquizofrénico, es hacerte desdichado, es crear el infierno. Eres el cuerpo. Por supuesto, eres más que el cuerpo, pero ese «más» vendrá después. Primero eres el cuerpo.
El cuerpo es tu verdad básica, así que nunca estés en contra del cuerpo. Cuando estás contra el cuerpo, estás contra Dios. Cuando eres irrespetuoso con el cuerpo, estás perdiendo el contacto con la realidad, porque tu cuerpo es tu contacto. Tu cuerpo es tu puente. Tu cuerpo es tu templo.
El tantra enseña a reverenciar el cuerpo, a amar y respetar el cuerpo, a tener gratitud por el cuerpo. El cuerpo es maravilloso. Es el mayor de los misterios.
Pero te han enseñado a estar contra el cuerpo. Así que a veces te quedas muy perplejo ante un árbol, ante un árbol verde, a veces te quedas perplejo ante la Luna y el Sol, a veces te quedas perplejo ante una flor, pero nunca te quedas perplejo ante tu propio cuerpo. Y tu cuerpo es el fenómeno más complejo de la existencia. Ninguna flor, ningún árbol tiene un cuerpo tan bello como tú. Ninguna Luna, ningún Sol, ninguna estrella tiene un mecanismo tan evolucionado como el tuyo.
Pero te han enseñado a apreciar la flor, que es una cosa simple. Te han enseñado a apreciar un árbol, que es una cosa simple. Te han enseñado a apreciar las piedras, las rocas, las montañas, los ríos, pero nunca te han enseñado a respetar tu propio cuerpo, nunca a asombrarte ante él. Sí, está muy cerca, y es muy fácil olvidarse de él. Es muy obvio, así que es fácil descuidarlo. Pero es el fenómeno más bello.
Si miras una flor, la gente dirá: «¡Qué sentido estético!» Y si miras el rostro de una mujer guapa o de un hombre guapo, la gente dirá: «Eso es lujuria.» Si te acercas a un árbol y te quedas ahí, y miras aturdido la flor —con los ojos muy abiertos, con los sentidos completamente abiertos para permitir que la belleza de la flor entre en ti—, la gente pensará que eres poeta, o pintor, o místico. Pero si te acercas a una mujer o a un hombre y te quedas ahí con gran reverencia y respeto, y miras a la mujer con los ojos muy abiertos y los sentidos bebiendo la belleza de la mujer, la policía te detendrá. Nadie dirá que eres un místico, un poeta, nadie apreciará lo que estás haciendo. Algo ha ido mal.
Si te acercas a un extraño en la calle y le dices: «¡Qué ojos más bonitos tienes!», te sentirás avergonzado, él se sentirá avergonzado. No será capaz de decirte «gracias». De hecho, se sentirá ofendido. Se sentirá ofendido, porque ¿quién eres tú para meterte en su vida privada? ¿Cómo te atreves? Si vas y tocas al árbol, el árbol se siente feliz. Pero si vas y tocas a un hombre, se sentirá ofendido. ¿Qué es lo que ha ido mal? Algo ha sido dañado tremenda y muy profundamente.
El tantra te enseña a recuperar el respeto al cuerpo, el amor al cuerpo. El tantra te enseña a considerar el cuerpo como la creación más grande de Dios. El tantra es la religión del cuerpo. Por supuesto, se eleva más, pero nunca deja el cuerpo; se asienta en él. Es la única religión que está realmente asentada en la Tierra; tiene raíces. Otras religiones son árboles desarraigados, muertos, apagados, moribundos; no corre el jugo por ellos. El tantra es realmente jugoso, lleno de vida.
El tantra confía en tu cuerpo. El tantra confía en tus sentidos. El tantra confía en tu energía. El tantra confía en ti, en tu totalidad. El tantra no niega nada, sino que lo transforma todo.
¿Cómo llegar a esta visión tántrica? Este es el mapa para llevarte a la acción, y para llevarte dentro de ti, y para llevarte más allá.
Lo primero que hay que aprender es a respetar el cuerpo, a olvidar todas las tonterías que te han enseñado sobre el cuerpo. De otra forma nunca entrarás en la acción, y nunca entrarás en ti, y nunca entrarás más allá. Empieza por el principio. El cuerpo es tu principio.
Hay que purificar el cuerpo de muchas represiones. Es necesaria una gran catarsis para el cuerpo. El cuerpo se ha envenenado porque has estado contra él; lo has reprimido de muchas formas. Tu cuerpo está existiendo al mínimo nivel, por eso eres tan desdichado. El tantra dice que la dicha sólo es posible cuando existes al máximo nivel, nunca antes. La dicha sólo es posible cuando vives intensamente. ¿Cómo vas a vivir intensamente si estás en contra del cuerpo?
Estás siempre tibio. El fuego se ha enfriado. A lo largo de los siglos han destruido el fuego. Hay que reavivar el fuego. El tantra dice: primero purifica el cuerpo, purifícalo de todas las represiones. Deja que fluya la energía del cuerpo, elimina todo lo que lo bloquea.
Es muy difícil encontrar una persona que no tenga la energía bloqueada, es muy difícil encontrar una persona cuyo cuerpo no esté tenso. Afloja esa tensión, esa tensión está bloqueando tu energía. No puede fluir con esa tensión.
¿Por qué todo el mundo está tan tenso? ¿Por qué no puedes relajarte? ¿Has visto un gato durmiendo, echando una siesta por la tarde? Qué sencillamente y con cuánta belleza se relaja el gato. ¿No te puedes relajar de la misma manera? Das vueltas y más vueltas en la cama, no puedes relajarte. Y la belleza de la relajación del gato es que se relaja completamente y, sin embargo, está perfectamente alerta. Cualquier ligero movimiento en la habitación, y abrirá los ojos, saltará y estará listo. No es que simplemente duerma. La manera de dormir del gato es algo que se debe aprender, el hombre lo ha olvidado.
El tantra dice: aprende de los gatos, cómo duermen, cómo se relajan, cómo viven sin tensiones. Y todo el mundo animal vive de esa manera, sin tensiones. El hombre tiene que aprenderlo, porque el hombre ha sido condicionado erróneamente. El hombre ha sido programado erróneamente.
Desde la misma infancia te han programado para estar tenso. No respiras, por miedo. Por miedo a la sexualidad la gente no respira, porque cuando respiras profundamente, tu respiración va exactamente al centro sexual y lo activa, lo masajea desde dentro, lo excita. Como te han enseñado que el sexo es peligroso, todo niñoempieza a respirar de manera superficial, colgado sólo en el pecho. Nunca va más allá del pecho, porque si va más allá, de pronto hay excitación: se excita la sexualidad y surge el miedo. En cuanto respiras profundamente, se libera energía sexual.
La energía sexual tiene que ser liberada. Tiene que fluir por todo tu ser. Entonces tu cuerpo se volverá orgásmico. Pero te da miedo respirar, tanto miedo que casi la mitad de tus pulmones está llena de dióxido de carbono... Hay seis mil hendiduras en los pulmones y normalmente tres mil de ellas nunca se limpian; permanecen siempre llenas de dióxido de carbono. Por eso estás tan apagado, por eso no pareces alerta, por eso es difícil la conciencia. No es por accidente que tanto el yoga como el tantra enseñan a respirar profundamente, pranayama, para descargar a tus pulmones del dióxido de carbono. El dióxido de carbono no es para ti, hay que eliminarlo continuamente. Tienes que respirar aire nuevo, fresco, tienes que respirar más oxígeno. El oxígeno creará tu fuego interno, el oxígeno te pondrá en llamas. Pero el oxígeno inflamará también tu sexualidad. Así que sólo el tantra puede permitirte la respiración realmente profunda; ni siquiera el yoga te puede permitir la respiración realmente profunda...
Sólo el tantra te permite el ser total y el flujo total. El tantra te da una libertad incondicional, no importa quién seas ni qué puedas ser. El tantra no te pone límites; no te define, simplemente te da una libertad total. El razonamiento es que cuando eres totalmente libre, las posibilidades son enormes.
Esto es lo que he observado: que la gente sexualmente reprimida pierde su inteligencia. Sólo las personas muy, muy vivas sexualmente son inteligentes. Así que la idea de que el sexo es pecado debe haber dañado la inteligencia, debe de haberla dañado muchísimo. Cuando realmente estés fluyendo, y tu sexualidad no tenga ninguna lucha ni conflicto contigo, cuando cooperes con ella, tu mente funcionará a su nivel óptimo. Serás inteligente, estarás alerta, vivo.
Hay que hacerse amigo del cuerpo, dice el tantra.
¿Tocas tu cuerpo alguna vez? ¿Sientes tu cuerpo alguna vez, o es como si estuvieras encerrado en algo muerto? Eso es lo que está sucediendo. La gente está casi paralizada; llevan el cuerpo como un cofre. Es pesado, estorba, no te ayuda a comunicarte con la realidad. Si dejas que la energía del cuerpo fluya desde los dedos de lospies a la cabeza, si das libertad total a su energía —la bioenergíaserás un río, y no sentirás el cuerpo en absoluto. Te sentirás casi como si no tuvieras cuerpo. Si no luchas con el cuerpo, no lo sientes. Si luchas con el cuerpo, el cuerpo se vuelve una carga. Y si llevas el cuerpo como una carga nunca puedes llegar a Dios.
El cuerpo tiene que volverse ingrávido, para que casi empieces a caminar por encima de la Tierra: esta es la manera tántrica de caminar. Eres tan ingrávido que no hay gravitación, simplemente vuelas. Pero eso surge de una gran aceptación.
Te va a resultar difícil aceptar tu cuerpo. Lo condenas, estás siempre encontrándole defectos. Nunca lo aprecias, nunca lo amas, y luego quieres un milagro: que llegue alguien y ame tu cuerpo. Si tú mismo no puedes amarlo, nadie lo amará, porque tu vibración ahuyentará a la gente.
Te enamoras de una persona que se ama a sí misma, nunca es de otra forma. El amor tiene que dirigirse primero a uno mismo, sólo desde este centro pueden surgir otros tipos de amor. No amas tu cuerpo. Lo ocultas de mil y una maneras. Ocultas el olor de tu cuerpo, ocultas tu cuerpo con ropa, ocultas tu cuerpo con adornos. Tratas de crear una belleza que sientes continuamente que no tienes, y en ese esfuerzo mismo te vuelves artificial.
Piensa en una mujer con los labios pintados... es pura fealdad. Los labios deberían ser rojos por vitalidad, no por pintarlos. Deberían estar vivos por amor, deberían estar vivos porque tú estás viva. Pero, por pintarte los labios... crees que te estás embelleciendo.
Sólo las personas que están muy conscientes de su fealdad van a los salones de belleza; si no, no es necesario. ¿Has encontrado alguna vez un pájaro que sea feo? ¿Has encontrado alguna vez un ciervo que sea feo? Nunca sucede. Ellos no van a ningún salón de belleza y no consultan a ningún experto. Simplemente se aceptan a sí mismos y son bellos en su aceptación. El hecho mismo de aceptarse los llena de belleza.
En cuanto te aceptas a ti mismo eres bello. Cuando estás encantado con tu propio cuerpo, encantas también a los demás. Mucha gente se enamorará de ti, porque tú mismo te amas. Ahora estás enfadado contigo mismo. Sabes que eres feo, sabes que eres repulsivo, horrible. Esta idea ahuyentará a la gente, esta idea no les ayudará a enamorarse de ti; los mantendrá apartados. Incluso si se acercan a ti, en cuanto sientan tu vibración, se alejarán.
No es necesario perseguir a nadie. La persecución surge sólo porque no nos hemos amado a nosotros mismos. De otra formadla gente viene. Les resulta casi imposible no amarte si tú te amas a ti mismo.
¿Por qué vino tanta gente a Buda, y por qué vino tanta gente a Jesús? Ellos se amaban a sí mismos. Se amaban tanto y estaban tan encantados con su ser que es natural que cualquiera que pasaba se sintiera atraído por ellos. Atraían como un imán. Estaban tan encantados con su propio ser... ¿cómo vas a eludir ese encanto? Simplemente estar allí era una dicha tan grande...
El tantra te enseña lo primero: sé amoroso con tu cuerpo, hazte amigo de tu cuerpo, honra tu cuerpo, respeta tu cuerpo, cuida tu cuerpo, es el regalo de Dios. Trátalo bien, y te revelará grandes misterios. Todo tu crecimiento depende de cómo te relaciones con tu cuerpo.
Y luego, lo segundo de lo que habla el tantra es de los sentidos. De nuevo, las religiones están contra los sentidos. Tratan de embotar los sentidos y la sensibilidad. Y los sentidos son tus puertas de la percepción, los sentidos son las ventanas a la realidad. ¿Qué es tu ojo? ¿Qué son tus oídos? ¿Qué es tu nariz? Ventanas a la realidad, ventanas a Dios. Si ves correctamente, verás a Dios en todas partes. Así que no hay que tener los ojos cerrados, hay que abrir los ojos correctamente. No hay que destruir los ojos. No hay que destruir los oídos porque todos estos sonidos son divinos.
Estos pájaros están cantando mantras. Estos árboles están dando sermones en silencio. Todos estos sonidos son Suyos, y todas las formas son Suyas. Así que si no tienes sensibilidad, ¿cómo vas a conocer a Dios? Y tienes que ir a la iglesia, al templo para encontrarlo... y Él está en todas partes. ¿Vas a un templo hecho por el hombre, a una iglesia hecha por el hombre, a encontrar a Dios? El hombre parece ser tan estúpido. Dios está en todas partes, vivito y coleando por todas partes. Pero para eso necesitas sentidos limpios, sentidos purificados.
Así que el tantra enseña que los sentidos son las puertas de la percepción. Se han embotado. Tienes que librarte de ese embotamiento, hay que limpiar tus sentidos. Tus sentidos son como un espejo que se ha embotado porque ha almacenado mucho polvo. Hay que limpiar el polvo.
Observa cómo el tantra trata todo. Otros dicen: ¡Embota tus sentidos, mata tu gusto! Y el Tantra dice: Saborea a Dios en todos los gustos. Otros dicen: Mata tu capacidad de tocar. Y el tantra dice: fluye totalmente en tu tacto, porque todo lo que tocas es divino. Es una inversión total de lo que llamáis religiones. Es una revolución radical, desde las mismas raíces.
Toca, huele, saborea, ve, oye tan totalmente como puedas. Tendrás que aprender ese lenguaje, porque la sociedad te ha engañado; te ha hecho olvidar.
Cada niño nace con sentidos preciosos. Observa a un niño. Cuando mira algo, está completamente absorto. Cuando está jugando con sus juguetes, está totalmente absorto. Cuando mira, es sólo los ojos. Mira los ojos de un niño. Cuando oye, es sólo los oídos. Cuando come algo, está sólo en la lengua. Es sólo el gusto. Observa a un niño comiendo una manzana. ¡Con qué entusiasmo! ¡Con cuánta energía! ¡Con qué deleite! Observa a un niño corriendo tras una mariposa en el jardín... tan absorto que incluso si Dios estuviera a su alcance, no iría hacia allí. Un estado tan tremendo, meditativo, y sin esfuerzo. Observa a un niño cogiendo conchas en la playa como si estuviera cogiendo diamantes. Todo es precioso
cuando los sentidos están vivos. Todo está claro cuando los sentidos están vivos.
Más adelante, el mismo niño mirará la realidad como si estuviera oculta tras un cristal oscuro. Se ha acumulado mucho humo y polvo en el cristal, y estás oculto tras él y mirando. Por eso, todo parece apagado y muerto. Miras el árbol, y el árbol parece insulso porque tus ojos están embotados. Oyes una canción, pero no tiene ningún atractivo porque tus oídos están embotados. Puedes oír a un Buda y no serás capaz de apreciarlo, porque tu inteligencia está embotada.
Recupera tu lenguaje perdido. Siempre que tengas tiempo, da más atención a tus sentidos. Al comer, no sólo comas. Trata de aprender de nuevo el lenguaje olvidado del gusto. Toca el pan, siente su textura. Pálpalo con los ojos abiertos, pálpalo con los ojos cerrados. Cuando mastiques, mastica, estás masticando a Dios. ¡Recuérdalo! Será irrespetuoso no masticar bien, no saborear bien. Haz que sea una oración, y darás comienzo al surgimiento de una nueva conciencia en ti. Aprenderás el camino de la alquimia tántrica.
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