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General: LA PALABRA DIARIA MES DE NOVIEMBRE
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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 01/11/2016 13:37 |
Estoy dispuesto a descubrir y desarrollar mi potencial divino.
Cuando abro los ojos en la mañana, el velo oscuro de la noche se levanta para revelar un nuevo día, el cual trae consigo posibilidades y potencial ilimitados.
Vivo en un mundo de infinitas posibilidades. Aunque no todo intento para desarrollar mi potencial tenga éxito, continúo esforzándome. Aprendo de cada experiencia. Tengo fe y sé que al permanecer atento y proseguir según la sabiduría divina sabré qué hacer. El Espíritu dirige el camino hacia el cumplimiento de mi destino divino. Soy una creación de Dios, lleno de capacidades y potencial que exceden aquello que puedo imaginar para mí.
Estoy dispuesto a descubrir y desarrollar mi potencial divino.
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.—Gálatas 5:22-23
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Soy uno con la Fuente de todo.
Sé que Dios es la Fuente de todo amor, comprensión, paciencia y bondad. Y Yo soy parte de esta Fuente poderosa. Para lograr balance y serenidad en mi vida, sólo tengo que dirigirme a mi interior, al silencio de mi alma.
Si tengo una multitud de cosas por hacer y estoy atrapado en el tráfico o si me siento cansado después de un largo día, puede que mi paciencia flaquee. De ser así, tomo tiempo donde esté para vincularme de nuevo con mi Fuente. Hacer una pausa intencional calma mi mente y revive mi espíritu. Al restaurar mi paciencia y sosegar mi mente, me relaciono más eficazmente con las personas a mi alrededor. Recuerdo que mi Fuente es ilimitada y eterna.
Que el Dios de la paciencia y de la consolación les conceda a ustedes un mismo sentir, según Cristo Jesús.—Romanos 15:5 | |
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En el Silencio, escucho. En la quietud, Dios responde.
Nuestros días están llenos de mensajes de amigos, de familiares, de compañeros de trabajo y de los medios de comunicación. Aunque pueda parecer difícil discernir cuál o si alguno de estos mensajes es divino, aprendo a escuchar con un corazón y una mente abiertos a Dios.
“Eres amado” es la melodía que trinan los pájaros. “¡Puedes hacerlo!” es el susurro que escucho antes de afrontar un reto. Otras veces, una idea persistente me incita gentilmente a la acción: “Trata esto”. “Estoy contigo siempre”, es lo que oigo al comenzar a orar. Las maneras con las que Dios me proporciona guía y ánimo no tienen fin. Cuando escucho palabras que me elevan e inspiran, sé que son mensajes divinos destinados sólo para mí.
Recobré las fuerzas, y dije: “Mi señor me ha infundido ánimo. Hábleme ahora”.—Daniel 10:19
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La Verdad espiritual existe ya confíe en ella o no; el amor divino está presente ya crea en él o no; la inteligencia universal está disponible ya la acepte o no. Aunque siento gratitud porque el Espíritu es eterno e inmutable, reconozco que mi capacidad de recibir el tesoro divino depende de mi fe.
Si encuentro que los tiempos difíciles han nublado mi fe, corrijo mi actitud. Renuevo mi confianza en la bondad divina. Acepto que el tesoro y la gracia de Dios son para todos —incluyéndome a mí. Recobro la confianza en mi habilidad de dar y recibir libremente. Alineo mis pensamientos con la Mente divina y la Verdad fluye prontamente en mi conciencia, aclarando el camino hacia mi bien.
Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.—Juan 12:46 | |
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El servir como mentor enriquece mi viaje espiritual.
Siento gratitud por los maestros y consejeros que han sido mentores en mi camino espiritual. Al crear una relación de confianza, ser modelos de la Verdad espiritual y compartir de corazón sus éxitos y luchas, ellos han sido instrumentos para elevar mi conciencia.
Servir de mentor es una experiencia enriquecedora. Ayudar a otros me ayuda a aclarar y reforzar mis lecciones y creencias espirituales. También me anima a estar consciente de que otros escuchan y observan lo que digo y hago.
La asesoría espiritual es un regalo valioso que puedo darme —bien sea que me sienta llamado a servir como asesor o a ser asesorado. Cuando puedo y estoy dispuesto a desempeñar ambos papeles, soy doblemente bendecido en mi camino espiritual.
Que lo oiga el sabio, y aumente su saber, y que el entendido reciba consejo.—Proverbios 1:5 | |
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Te bendigo, sabiendo que el poder del amor divino obra en tu vida.
Cuando una situación o el comportamiento de otra persona me preocupa, ¿qué puedo hacer? Puedo orar. Cuando oro por un ser querido, un amigo o hasta por alguien que conozco por medio de las noticias o en las redes sociales, doy el regalo del amor. Bien sea que conozca a la persona o no, sé que estamos vinculados porque el amor de Dios es la esencia de nuestro ser. Todos somos uno en Espíritu, uno en amor.
Al orar por alguien, siento nuestro vínculo divino según afirmo la bondad de Dios. Abro mi mente y corazón al amor divino. Permito que éste fluya de mí y afirmo que las bendiciones deseadas ya están en camino.
Doy gracias a Dios por el poder del amor que obra en toda manifestación de vida.
Y todo lo que hagan, háganlo con amor.—1 Corintios 16:14 | |
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El Espíritu en mí me renueva y fortalece.
El agua renueva a la naturaleza, proveyendo sustento a toda vida en el planeta. Animales, plantas y terrenos sedientos beben ávidamente cuando llueve, renovando su energía y vigor. Durante los días calurosos, los animales buscan refugio en los pozos llenos de agua. Los océanos, ríos y cascadas refrescan el espíritu humano, ya que con su belleza y fluir inspiran a quienes los visitan.
La mayor fuente de renovación para mí es mi vínculo con Dios. La meditación vigoriza mi espíritu con nueva energía y mayor fortaleza. Dejo ir duda y hábitos que limiten mi pensamiento y abro mi mente y corazón para recibir la guía divina. Al destinar tiempo a profundizar mi relación con Dios, puedo percibir la inspiración que el mundo me ofrece.
El agua que yo le daré será en él una fuente de agua que fluya para vida eterna.—Juan 4:14 | | | | |
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