No importa para qué fue diseñada una base: para sostener una casa para una familia o un edificio de apartamentos— lo esencial es que sea sólida. Lo mismo pasa con la vida. Día a día, edifico una base sólida de conciencia espiritual, la cual, a pesar de las distracciones a mi alrededor, me ayuda a permanecer centrado en mi fe a medida que atravieso y dejo atrás cualquier apariencia de desorden.
Puede que no siempre actúe y hable de maneras certeras, mas tengo en mí la esencia de la perfección de Dios. Mi compromiso para expresar la divinidad eleva mi conciencia de orden gracias a una percepción interna y sagrada. Estoy en el fluir del orden divino.
Porque Dios es el que produce en ustedes lo mismo el querer como el hacer, por su buena voluntad.—Filipenses 2:13