El amor es el único poder en el universo. El libre fluir del amor divino me consuela, satisface y llena. Sé que soy amado, ahora y siempre. Somos seres espirituales, creados a la imagen y semejanza del Amor Divino. Nuestra naturaleza misma es amor.
Me amo tal como soy, porque no existe nadie en el mundo exactamente igual a mí. Yo soy único, espiritualmente íntegro, perfecto y completo. Amo todo lo que soy, porque estoy consciente de que yo soy sustancia espiritual.
Hoy, hago una pausa y recuerdo las palabras de Jesús: “Ustedes son la luz del mundo”. Partiendo de esta conciencia, permito que la luz en mí resplandezca para iluminar a todos con amor. La bondad surge de manera natural en mí y fluye de mí sin esfuerzo. Expreso mi ser genuino y más elevado.