En las gargantas de fuego
de un mutismo desolado,
las manos vacías tengo
de tanto amor entregado.
En úteros espaciales,
de sueños irrealizados
guardo blancos ideales
que vienen desde el pasado.
Extiendo mis manos frías
tomando tus finas manos.
Y en tus fuegos las entibias
con vientos huracanados.
Besan mis labios tus labios,
con bocas de soledades,
entre consejos de sabios
que dicen: "irrealidades".
¡Ay...!
¡De los sueños que fueron...!,
¡Ay...!
¡Si pudiera borrarlos...!,
Si la verdad nunca vieron,
al nacer; debí matarlos.
Tu fuiste uno de aquellos.
De ellos, el más deseado.
Tan puro, grandioso y bello
que partió siempre llegando...
En esas yermas matrices,
de quimeras e ilusiones,
giró tu curva en elipse
esfumándose en visiones.
Tus labios, no fueron míos.
Tus manos, lejos partieron.
En mi pecho blancos lirios
marchitos se adormecieron.
Pero he de seguir soñando,
aunque el tuyo se haya muerto,
por si al corazón callado
un nuevo sueño le encuentro.
Audroc