Ven...
Ven, ven como estés, no importa si has llorado. Ven, no te preocupes, ven, no me importa tu peinado, deja el silencio y los muros que te oprimen. Si hay nudos que no puedes desatar, corta por lo sano, toma las tijeras, corta lazos, pues si son firmes en el tiempo se van a mantener. Trae todo lo que tengas que traer, no dejes nada que sea pretexto de volver. Trae tus libros, tus cuadernos y ese diario juvenil. Trae las palabras que has juntado y has guardado, también los arrullos maternales y las frases de dolor. El llanto de noches solitarias y el fuego de noches de pasión. No deseches alegrías y tampoco las tristezas, tráelas. No dejes olvidado ningún retazo de recuerdos, pues serán necesarios e importantes en las horas de vejez. Recoge todas las esperanzas que por años has guardado arrumbadas, olvidadas y apiladas por montones, en los rincones de los cuartos de la casa y de tu mente. Trae tu salud, tu enfermedad, malestares y tus ganas de vivir. Trae todo, no olvides nada, todo es necesario en el tiempo, como sosiego para el cuerpo y alimento para el alma. No quiero que dejes nada, todo es tu vida y tráelo. Pero ven, no te detengas, ven pronto y sin mirar atrás. Mis brazos, mi puerta y el camino de mi viaje, están abiertos para ti. Te estoy esperando y no te preocupes por todo lo que traes, pues en mi maleta, además de mi ropa y de mis tiempos, hay lugar para nuestra historia y espacio para todo tu equipaje,
hay espacio para tiempos de pasión y desenfreno,
hay espacio para ser, el uno para el otro, por siempre.....
Ven....
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