Persigo una utopía
No soy ni la primera ni la última persona que se preguntará por qué han sucedido, suceden y por desgracia, si no se da un cambio, seguirán sucediendo violaciones de los derechos humanos. ¿Cómo es posible que el ser humano sea capaz de llevar a cabo las mejores y al mismo tiempo las peores acciones de la historia de la humanidad?
Mi pregunta se formula aún sabiendo que no existe una respuesta única ni clara, pero no puedo dejar de preguntármelo cuando echo un vistazo al mundo. Es que ¿sería posible desear lo bueno a los demás? ¿El odio puede superarse con el amor? ¿Qué se necesita? ¿Cómo podemos cambiar una historia tan desagradable? ¿Qué puedo hacer yo para favorecer a este cambio?
Deseo y desearía con toda mi alma poder hacer entender a las personas que los valores más importantes en la vida son los más simples y primordiales: desear el bien al prójimo... Mientras escribo esto me doy cuenta de la utopía que persigo, pero alguien dijo alguna vez que la utopía sirve para marcar el sueño, la meta y que se consiga o no, no es lo importante, sino intentar conseguirlo.
Obviamente que me encantaría poder “recolocar” a los países más desfavorecidos, desearía que todo no girara alrededor del maldito dinero, de las malditas mafias, corrupciones… ¿De verdad no podemos vivir con lo necesario y siempre tenemos que desear más y más y más, desfavoreciendo de esta manera a los demás?
Deseo un mundo igualitario, donde se respeten los derechos humanos de todas las personas y donde para ser feliz no se necesiten tantas cosas materiales. ¿Se podrá conseguir ese mundo? Yo lo voy a tratar de alcanzar en lo que me concibe a mí y mi alrededor. Creo que el cambio empieza por uno mismo y por ejemplificar con tus acciones.
Y cómo no, me encantaría poder cambiar la política de mierda (perdonad la expresión) que se lleva a cabo, donde la desigualdad es la reinante. Quién sabe si se podría… una utopía es un camino… y ese camino me llama.
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