gracias, amiga, gracias...
Gracias por el apoyo incondicional. Por saber decir las palabras precisas en los momentos requeridos. Por incluirme en tu vida, tu historia; tu mundo. Por comprender mi ingratitud. Porque a pesar de todo nunca te desilusionaste de mí. Por entender mis celos en momentos en que sentí que te perdía. Por demostrarme que en la vida hay que reír y amar. Por hacerme sentir la mujer más dichosa del mundo. Por intentar pensar y sentir de la misma forma en que lo hago yo. Por abrirme las puertas de tu corazón. Por convertirme en tu confidente. Por abrirme los ojos cuando yo sólo veo oscuridad. Por perdonar mis torpezas. Por tus caricias, tu ternura e infinito cariño. Por enojarte cuando debías hacerlo. Por respetar mis momentos de silencio. Por compartir mis locuras. Por frenar mi pasión descontrolada. Por defenderme de quien me atacara. Por ser así como eres. Por todas las veces que me llegaste a despertar. Por haberte apoyado en mi hombro para llorar. Por mostrarme el camino hacia la felicidad. Por luchar y superarte cada día más. Por entregarme energía y valentía. Por ser consecuente y constante
|