Padre, no puedo más, mi amor refreno, pero en la horrible lucha estoy vencido, esta pasión se extinguirá en mi pecho con el último aliento de mi vida.
Cuando ella no estás as mi lado, desolado maldiciendo mi mi misera existencia siento sobre mi frente fatigada el peso abrumador de la conciencia.
Pero al verla olvido mis enojos, en vano a la razón ansioso la llamo,
y aunque callan mis labios, con los ojos no ceso de decirla YO TE AMO!
tu me hablás de la gloria y el martirio, del enojo de cielo que provoco, pero no comprendés que es un delirio hablar de todo eso al que está loco
Su amor! ése es el cielo que yo ansío de mi pasión en el afan eterno, y encuentro más terrible sei desvío que todos los tormentos del infierno...
Mis angustias ahogaré desesperadas, pero ella verá en mi ojos sus ardores, porque siempre al mirarlos, mis miradas serán besos de amor abrasadores!
En vano espero sin cesar rezando encontra de la fe consuelo y calma, y en vano mis entrañas desgarrando quiero arrancar su imagen de mi alma!
Mi amor es el incendio desatado cuya llama voraz nada sofoca! El torrente que rueda desbordado arrancando a su paso cuanto toca!
Dices que iré a la gloria si mi anhelo logro vencer y de su lado huyo, paro habrá alguna dicha allá en el cielo comparable siquiera a un beso suyo...
Oyendo de deber la voz airada, fuerzas a Dios para luchar le pido, y al verla, de pasión enajenando, deber y religión, todo lo olvido....
Tú, juzgando el amor a vuestro modo, dices que no es un mal desesperado, dices que con fe se alcanza todo, no sabes qué es estar enamorado!
Os digo que prefiero, delirante, de mi boca pasíón en los anhelos, la dicha de mirarla un solo instante a la eterna ventura de los cielos!
Ay. padre!, en vuestra santa y dulce calma rogad a Dios que evite mi caída, porque este amor se extinguirá en mi alma con el último aliento de mi vida!
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