Bajo la mano blanda, sobre la piel sedosa, te estoy amando mansa, sin huesos, sin esquinas, en ansias fugitivas de dureza; es la rosa cuyos pétalos se abren, y no saben de espinas.
La piel se yuxtapone directamente al alma, los huesos desconocen esta alianza pura, y el tacto que radica suave sobre mi palma, más que de sensaciones, conversa de ternura.
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