Los testigos aseguran que el Padre Valentín no cubrió la boca del bebé tal y como es habitual en este tipo de actos religiosos.
Según la autopsia el bebé tenía agua en sus pulmones tras ser sumergido en la pila bautismal.
"Todos vimos cómo el cura no puso la mano en la boca del bebé como se hace habitualmente para evitar que el niño trague agua", aseguró Dumitru Gaidau, padre del recién nacido.
"No podíamos creer que sólo lo agarró por el vientre y por la cabeza para sumergirlo tres veces en el agua".
Según la madre, el bebé "no podía respirar, su rostro se puso azul mientras comenzaba a echar espuma por la boca".
El sacerdote, presunto autor de un homicidio imprudente, se defiende diciendo que no se debía interrumpir el acto y sumergió al bebé tres veces en el agua sagrada.