Con pequeñas cosas, gestos, ternuras, mimos, sonrisas podemos muchas veces cambiar la vida de alguien y darle en un segundo de esperanza o hacer que brille su mirada o tocar su vida y dejar huellas para siempre.
¿De qué sirve pasar por la vida de la gente sin dejar huella alguna?
¿Sirve el dinero cuando la soledad, la enfermedad, el dolor nos hacen añicos el alma?
No, no sirve.
¿Sirven los títulos, los honores, los premios cuando nos sentimos solos?
No, no sirven.
¿Sirve cambiar la vida de alguien y regalarle una caricia, un decirle con la mirada: estoy aquí, un abrazo que lleve el calor a ese ser que lo necesita?
Sí, sirve y mucho.
Podemos transformar en segundos la vida de otra persona.
No hace falta un titulo para ello, ni dinero, solo amor.
Un corazón lleno de amor que solo busque dejar en otro ser una huella profunda.
Seremos recordados por las huellas que dejamos y por aquello que dimos con amor.
Sembremos solo amor.
Seguramente cosecharemos más de lo que nos podemos imaginar.