Si tienes un sueño, y crees en él,...
¡corres el riesgo de que se haga realidad!»
Todos tus sueños materiales, profesionales, familiares y
espirituales debes visualizarlos
como si tuvieras todo el dinero del mundo para alcanzarlos,
como si tuvieras todo el tiempo, como si tuvieras todo el apoyo,
como si el talento necesario para lograr esos sueños ya estuviera contigo.
Esos sueños son la fuerza que motiva todas tus acciones;
son la razón por la cual te levantas en la mañana y te vas a trabajar;
son el combustible que mantiene ágil tu andar, te dan la energía y la disciplina
para desarrollar los nuevos hábitos que necesitas adquirir para
vivir la vida que Dios quiere que vivas.
Un paraíso aquí y ahora.