Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo. Muere lentamente
quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca,
no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú. Muere
lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro
sobre blanco y los puntos sobre las "ies" a un remolino de
emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas
de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz
en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para
ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez
en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala
suerte o de la lluvia incesante. Muere lentamente, quien
abandonando un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de
un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Pablo Neruda