Me atrapó la fortuna de conocer su rostro, leer en sus labios, las cosas que le gustan, de absolver los fantasmas de sus versos des_ nudos donde se asoma el oráculo... Vaga mi mente cual átomo en el parabrisas de sus ojos magos, y lo digo, así; poseía unos ojos del color de piedras de río, pero tenía más que éso su mirada de gato, encausando emociones... su juego favorito. Desteñía veranos con sólo su palabra; sus cabellos moros jugaban con su frente como juegan las hojas los vientos del otoño, pinceladas de la tarde se posaban en sus pár_ pados mientras se dormía la aurora en su piel de infante, cantaron los acordes de los vientos, con ese sonido que sólo se escucha si tienes el alma libre... y su voz, sí, su voz, era más rica que el chocolate del desayuno en una mañana de invierno... Esa sonrisa pícara que deambulaba por los contornos de su cara, le prodigaba confianza ciega...y su ego crecía, como crecen las aguas de los ríos en los tiempos de lluvias; que corren por las calles en busca de la tierra prometida.... así creció mi musa,en el cálido vientre de mi hoja nocturna,donde el lápiz palpita sin ritmo, y se cuela por los poros sedientos de la senda del saber decir en verso, lo que dicta mi espíritu indómito.