Etérea mariposa blanca recostada en el andamio, de la vida pasada que perdura en mi semblanza; arrullando lunas siempre silenciosas en su calma, acunando los recuerdos de tiempos del amor febril callando la soledad de los arboles muertos en abril.
Me visto de blanco para sentir la pureza de tu alma, rosas prendadas en la mano de la añoranza misma; contemplando el cansado vagar de besos prometidos, ausentes tus labios amados en mi lejana fragancia negras lágrimas danzan el vals de la gran distancia.
Nostalgia impaciente penetra en mi cuerpo ya helado, voz quebrada en suspiros exhalando los "te amo"; quisiera penetrar el muro de las aguas en cascada, doy la espalda al cielo para así sentir tu calor radiante locura de ganas de abrazarte... tan solo un instante...