Nos quejamos sin reconocer las bendiciones que tenemos…
Nos quejamos de ir a trabajar cuando hay algunos que ni
siquiera creen que tienen
un futuro.
Nos quejamos de que nuestros padres no nos entienden…
Hubieras deseado tener
padres así?
Nos quejamos de que estamos gordos, flacos, feos… Nos
concentramos en lo
superficial antes de ver el corazón.
Nos quejamos de que no tenemos a nadie que nos quiera, nos
apapache… y ellos?
Han sentido alguna vez amor?
Nos quejamos de que no tenemos ropa de moda, que no
tenemos carros de lujo,
casas en todas partes…
Nos enojamos con Dios porque cuantas veces le hemos pedido
cosas y no nos las
ha dado… Conoces lo que es realmente una plegaria
desesperada?…
Nos quejamos de lo que engordamos en Navidad cuando hay
tantos que desearían
tener un pedazo de pan.
Nos quejamos de las “desgracias” que solo a nosotros nos
pasan… No seamos
egocéntricos, hay otra realidad…
Nos quejamos porque no somos felices, porque no somos
capaces de ver las
GRANDES cosas que Dios no pone diariamente en nuestras
vidas…
La próxima vez que hagamos un berrinche, que lloremos por
un capricho, que nos
quejemos, que critiquemos, que ignoremos, que nos ceguemos
en nosotros
mismos… preguntémonos…
Nos ha faltado comida, trabajo, abrigo, amor, cariño,
amistades, familia?
Verdaderamente… Nos ha fallado Dios??