Átame a tu piel de tal forma
que tu corazón junto al mío,
sea un sólo latido.
Que tu mirar llegue a lo profundo
de mi alma,
en la voluptuosa marea
del candente quejido.
Átame a ti, sin cadenas ni sombras,
fúndeme a tu cuerpo, gobernando mi mente,
yo soy un huerto de besos que siembras
en el páramo arrullo de la noche incipiente.