Sentí la urgencia de buscarte en el mar, un deseo imperioso de acercarme y mirar, de sumergirme en las olas como si así pudiera, estar cerca de ti…. ¡que diera!
Tal vez en esas aguas se calmen mis anhelos inmersa en sus mareas, olvide mis desvelos; y con cada embestida de ese oleaje furioso aplaque estas ansias…este deseo impetuoso.
Solo alcance a ver las olas golpeando entre las rocas, con fuertes estallidos…como si estuvieran locas, y un acantilado inmenso que desde sus orillas, desvalijado y solo, se postra de rodillas.
Y de rodillas pide, clemencia a su dolor, desafiando el tiempo, la distancia, el temor. Así me quede yo…postrada sin orgullo, rogando frente al mar, tan solo un beso tuyo.
Pidiéndole al oleaje, que me lleve consigo, que me acerque a tu lado y retire el castigo, o que aunque sea el viento en un fuerte soplido, te repita un “te amo”, suavemente en tu oído.