El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. — Juan 3:8.
Ser bautizados con el Espíritu Santo es como una hoja que se va cayendo suavemente y que repentinamente se encuentra con un viento recio y vasto que la mantiene a flote y la impulsa por
caminos por los que no podría ir por sí misma.
Aunque la hoja ya iba a la deriva como una entidad perteneciente tanto a la tierra como al aire, el viento recio puede llevarla mucho más allá de los límites del árbol. Cuando somos movidos y bautizados con el Espíritu, llegamos a ser como esa hoja, maravillosamente transportados a los lugares pintorescos del entendimiento y a los lugares de la revelación de nuevas percepciones que van mucho más allá de lo que de otra forma no habría sucedido.
Como personas que nadan en un río de corrientes rápidas, somos volteados y llevados por el movimiento del agua. En el río somos capaces de movernos de maneras que habría sido imposible y antinatural para cualquier persona que sólo estuviera de pie en las orillas del río. Sin duda, la sola acción de pedalear en el agua mientras vamos río abajo dejándonos llevar por la corriente, en la tierra sería una acción poco peculiar y tonta .
Por esta razón, en las Escrituras generalmente vemos manifestaciones sobrenaturales que acompañan la experiencia de ser bautizados con el Espíritu Santo. No son demostraciones raras o
espeluznantes o pasadas de moda o religiosas, sino, con certeza son espirituales.
El viento que lleva la hoja no puede ser visto con los ojos naturales, pero sus efectos en la hoja, y cómo se mueve, sí. Las personas en el río pueden hacer cosas que no se pueden hacer afuera del río.
De manera similar, usualmente hay indicaciones en la vida de una persona después de que él o ella ha sido bautizado con el Espíritu Santo. Probablemente la más común de las capacidades
sobrenaturales que le siguen como resultado de ser bautizado con el Espíritu son:
1. La habilidad de orar en un idioma desconocido para tu mente natural.
2. La habilidad de recibir (y hablar) revelaciones desconocidas para tu mente natural.
No es sabio y es innecesario establecer algún tipo de norma rígida de las señales que deben acompañar al bautismo con Espíritu Santo. Nuestro trabajo no es el de aplicar un examen de prueba a los demás para ver si se cumplen nuestros criterios.
Cuando las personas se convierten y reciben al Espíritu Santo como sello de su redención, no siempre experimentan una sensación física o emocional. No todos caen de rodillas o lloran o claman al Señor, aunque muchos lo hacen.
Ser perdonados y restaurados para tener una relación plena con el Señor es la experiencia más espiritual y conmovedora que no volveremos a tener en nuestras vidas. Pero esa experiencia espiritual se manifiesta en forma más o menos diferente en la vida de cada quien. Lo mismo es con ser bautizados con el Espíritu.
Hoy dejaré que el viento del Espíritu sople sobre mi y me dirija de acuerdo a su voluntad.
Señor, Gracias por tu poder tan maravilloso que opera dentro, fuera y alrededor de mi por tu Santo Espíritu. Amén.
Dr. Daniel A. Brown.
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