Se cuenta de un rey que hizo colocar una campana de plata en una torre muy alta de su palacio, al comenzar su reinado. Él anunció que haría sonar la campana cada vez que estuviera feliz, para que sus súbditos supieran de su alegría.
La gente esperaba el sonido de la campana de plata, pero ésta permanecía silenciosa. Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, y los meses en años. Pero la campana no sonaba para avisar que el rey era feliz.
El rey envejeció y finalmente yacía en su lecho de muerte en el palacio. A medida que algunos de sus llorosos súbditos llegaban para acompañarlo, él descubrió que su gente realmente le había amado todos estos años. Finalmente el rey fue feliz. Poco antes de morir, tiró de la cuerda de la campana de plata, para hacerla sonar.
Piensa en esto -- toda una vida de infelicidad, porque él no sabía que era muy querido y aceptado por sus leales súbditos.
Hay muchas personas que se pasan la vida sin saber que son queridas y apreciadas por los demás. Quizás son aquellos cerca de ti, que necesitan el calor de saber que alguien piensa en ellos.