En verdes prados, tupidos Renacen las lavadillas, Que se mueven con la brisa, haciendo a ella un camino.
Ella de hermosa risilla, Castañuela juguetona, Que disfruta soñadora, De olores, de lavaditas….
Soy la niña que no crece, y pasea por los prados, que disfruta los olores, Que le recuerdan de antaño, de lavanda los amores, Viejas sendas viejos cantos.
Por ti vienen recuerdos que fascinan, Lavanda que hoy pequeña eres, Dejare que en mi te quedes, Pues tu aroma me hipnotiza,
Han pasado aproximados, Treinta o cuarenta veranos, Y recuerdo vagamente, Tus idas y venidas….
Extasiada recuerdo aromas, de cuando visite otros campos, En donde De mi madre salían, palabras de amor, dulces cantos, Que atraparon aquel momento, Y desee en un falso intento, Nunca dejar de ser niña….
Por eso dije al instante, Dejare que en mi te quedes, Pues tu aroma es hechizante, Y hace que tiempos remembre, Y aunque adulta me volviese, de ser niña, podre acordarme.
Allí esta el arroyuelo, es mi vida, Reflejándome estoy en sus aguas, Orillado por lavandas que ironía…
Oh señor de nuestro cielo, ahora que esta pasando, Esta imagen no conforta, Me confunde y más, me agobia, Si es que soy una niña, ¿Porque veo en estas aguas, a una hermosa señora?
Es verdad, que pasa el tiempo…. Y como cuesta pensar, Que aunque las bellas hojas, de una vida singular, se marchiten orgullosas, delante de nuestro cristal, siempre deseamos voltar, a los tiempos más sencillos de esa vida. _________________ Amada