En el camino donde adiviné tú paso, noté que solo te sentaste en una orilla, vas esperando la llegada del ocaso, y brevemente has esbozado una sonrisa, ya viste cerca la presencia de mis labios, que ansiosos quieren les mitigues sus resabios.
Tu huella es firmeza decidida y envolvente, y desespero por llegar hasta tu vera, no te imaginas cuanto anhelo este presente, porque sentirte me convierte en primavera, me desespero por tu canto melodioso, porque es mi anhelo ya salir del negro pozo.
Y con la luz definidora de los cielos, cuando la luna nos descubra las miradas, ya venceremos la distancia con sus hielos, en el encuentro abrazador cual estocadas, extenderé mis brazos en tu ardiente pecho, para sentir que vibras en mi valle estrecho.
Fundamos luego nuestras huellas invencibles, que es el momento de probar el sentimiento, somos amantes declarados imposibles, por las distancias que no son impedimento, para volcar en el espasmo un fijo imperio, y convertir este sendero en cautiverio.