Te dejaré partir tratando de apagar con una lágrima mi corazón de fuego.
Te veré perder entre la niebla de mi triste y frustrado sueño, abrazando desoladamente mi pasado para consolarlo y mi futuro huérfano que queda sollozando.
No mires hacia atrás cuando vayas caminando si no quieres convertirte en estatua de sal ¿para qué volver la cara a lo que no se pudo?
Te espera un horizonte sin mí y mis cansados años, eres joven, lo sé, y el jardín donde llegues te verá florecer; yo sólo recordaré que fuiste primavera una vez y que hoy es tiempo de invierno para mí.