Bebí el amor de su boca ardiente. Me envolvió en sus brazos varoniles, fuertes sentí el mundo a mis pies desvanecerse.
Entre besos y caricias fuimos un solo cuerpo. El me decía eres la mujer de mis sueños, yo le decía yo te amo amor de mi vida. Lágrimas de dicha recorrían mis mejillas.
Luego todo fue tan hermoso, tan intimo, tan tierno, tan nuestro.