Pero el hombre no oía. Luego el hombre, habló más fuerte, pidiendo: ¡Dios, háblame!, y un rayo cruzó el cielo.
Pero el hombre no oía. El hombre miró a su alrededor y dijo: ¡Dios, permite que te vea! y una estrella se iluminó con gran resplendor, pero el hombre no la notó.
Entonces el hombre gritó: ¡Dios, muéstrame un milagro! y en ese minuto nació un bebé.
Pero el hombre no lo supo. Luego el hombre pide a gritos, en desesperación: ¡Tócame Dios y hazme saber que estás aquí!. Dicho esto, Dios bajó y tocó al hombre, pero éste espantó a la mariposa que volaba a su alrededor y continuó caminando.
No te pierdas de una bendición sólo porque no viene envuelta del modo en que tú esperas.
Mis instrucciones fueron enviar este mensaje a personas maravillosas, a quienes quieras que Dios bendiga y te elegí a tí. No olvides enviárselo a otras personas que desees bendecir hoy