Decir adiós. La vida es eso.
Y yo te digo adiós, y sigo.
Volver a amar es el castigo
De los que amaron con exceso.
Amar y amar toda la vida,
Y arder en esa llama.
Y no saber por qué se ama
Y no saber por qué se olvida.
Coger las rosas una a una,
Beber un vino y otro vino,
Y andar y andar por un camino
Que no conduce a parte alguna.
Sentir más sed en cada fuente
Y ver más sombra en cada abismo,
En este amor que es siempre el mismo,
Pero que siempre es diferente.
Porque en sordo desacuerdo
De lo soñado y lo vivido,
Siempre, del fondo del olvido,
Nace la muerte de un recuerdo.
Y en esta angustia que no cesa,
Que toca el alma y no la toca,
Besar la sombra de otra boca
En cada boca que se besa.