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General: José Martí: Contra anexión y anexionismo
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De: TATIS-7  (Mensaje original) Enviado: 24/01/2016 03:41

José Martí: Contra anexión y anexionismo

“Y Cuba debe ser libre–de España y de los Estados Unidos”, sostuvo el guía fundador

http://bohemia.cu/ediciones-Impresas/2016/01/9136/

Por LUIS TOLEDO SANDE

En Nueva York, 1885.

En Nueva York, 1885. (Foto: W.F. BOWERS)

Hay cosas que, aunque sabidas, parece necesario repetir sin cansancio, para restar asideros a quienes prefieren ignorarlas. Los “ciegos y desleales” que José Martí repudió en su tiempo tienen continuadores hoy, y quién sabe hasta cuándo. Las evidencias no sugieren ingenuidad.

En 1871 –contaba 18 años– Martí señaló diferencias básicas entre Cuba y los Estados Unidos. En el cuaderno de apuntes numerado 1 en sus Obras completas, y ubicado en los inicios de su primer destierro español (1871-1874), escribió: “Los norteamericanos posponen a la utilidad el sentimiento.–Nosotros posponemos al sentimiento la utilidad”.

Se refiere a diferencias de composición, y añade: “si ellos vendían mientras nosotros llorábamos, si nosotros reemplazamos su cabeza fría y calculadora por nuestra cabeza imaginativa, y su corazón de algodón y de buques por un corazón tan especial, tan sensible, tan nuevo que solo puede llamarse corazón cubano, ¿cómo queréis que nosotros nos legislemos por las leyes con que ellos se legislan?”.

Solo por extrema desprevención cabría subvalorar el aserto “ellos vendían mientras nosotros llorábamos”, que recuerda una realidad: los Estados Unidos siguieron vendiendo pertrechos a España y desconocieron el derecho del pueblo cubano a la independencia por la cual se había alzado en armas en 1868.

Contraponiéndola con la estadounidense, Martí plantea: “Nuestra vida no se asemeja a la suya, ni debe en muchos puntos asemejarse”, y poco después agrega, con aleccionadora actualidad incluso para empeños revolucionarios de lograr eficiencia económica: las leyes implantadas en ese país le han dado “alto grado de prosperidad, y lo han elevado también al más alto grado de corrupción. Lo han metalificado para hacerlo próspero. ¡Maldita sea la prosperidad a tanta costa!”.

Con esa luz crecerá su pensamiento, y combatirá las falacias anexionistas desde dentro de aquella nación, donde vivió cerca de 15 años, durante los cuales caló en su estructura: “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas, y mi honda es la de David”, escribirá en su carta póstuma a Manuel Mercado.

Hacia una nueva guerra necesaria

Devaluada por la realidad la manca “paz” del Zanjón, y sofocado el empeño de la Guerra Chiquita, Martí inicia los pasos que lo llevarán a encabezar los preparativos de la nueva etapa de lucha armada. Para ello tiene en cuenta el escollo anexionista. El 20 de julio de 1882 escribe a los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo sendas cartas en busca del apoyo de ambos.

Patria del 23 de marzo de 1894 publicó “La verdad sobre los Estados Unidos”, artículo con que Martí anunció que el periódico acogería sucesivamente apuntes tomados de la prensa estadounidense, porque era preciso que en nuestra América se supiera la verdad de ese país.

Patria del 23 de marzo de 1894 publicó “La verdad sobre los Estados Unidos”, artículo con que Martí anunció que el periódico acogería sucesivamente apuntes tomados de la prensa estadounidense, porque era preciso que en nuestra América se supiera la verdad de ese país. (Fotocopia E.C.L.)

Al primero le habla de los obstáculos que deben vencerse para desatar la guerra y alcanzar el triunfo, y se detiene en uno: “Y aún hay otro peligro mayor, mayor tal vez que todos los demás peligros. En Cuba ha habido siempre un grupo importante de hombres cautelosos, bastante soberbios para abominar la dominación española, pero bastante tímidos para no exponer su bienestar personal en combatirla”.

A tal “clase de hombres”, como la llama, la define de este modo: “Todos los tímidos, todos los irresolutos, todos los observadores ligeros, todos los apegados a la riqueza, tienen tentaciones marcadas de apoyar esta solución, que creen poco costosa y fácil. Así halagan su conciencia de patriotas, y su miedo de serlo verdaderamente. Pero como esa es la naturaleza humana, no hemos de ver con desdén estoico sus tentaciones, sino de atajarlas”.

Sabe cuán dañinas pueden ser por su influencia antipatriótica, entreguista, y le dice a Gómez: “¿A quién se vuelve Cuba, en el instante definitivo, y ya cercano, de que pierda todas las nuevas esperanzas que el término de la guerra, las promesas de España, y la política de los liberales le han hecho concebir? Se vuelve a todos los que le hablan de una solución fuera de España”.

Para revertir semejante peligro, se plantea la creación de lo que él caracteriza en términos que no se corresponden con un bando político amorfo. Aunque todavía no tuviera en mente una organización delineada hasta el detalle, se piensa en el Partido Revolucionario Cubano, constituido diez años después.

En 1882 prevé: “Pero si no está en pie, elocuente y erguido, moderado, profundo, un partido revolucionario que inspire, por la cohesión y modestia de sus hombres, y la sensatez de sus propósitos, una confianza suficiente para acallar el anhelo del país–¿a quién ha de volverse [Cuba], sino a los hombres del partido anexionista que surgirán entonces? ¿Cómo evitar que se vayan tras ellos todos los aficionados a una libertad cómoda, que creen que con esa solución salvan a la par su fortuna y su conciencia? Ese es el riesgo grave. Por eso es llegada la hora de ponernos en pie”.



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