Sólo allí...
Antonia Álvarez Álvarez
Salpiqué los rincones de gotas de esperanza, y a la alcándara muda encadené los trinos del pájaro encantado. Sólo allí renacía, allí sólo, en silencio, la mágica certeza de la vida que canta.
Emborroné las horas de luces y de espigas, y en los huecos del aire dejé escurrir la lava del oro del poniente. Sólo allí se resume, allí sólo, albergada, la lasitud que expira sobre el sur de la noche.
Despegué de los ojos la flor de las aliagas, y en un campo espinado quise enredar las almas errantes del poema. Sólo allí quedé ciega. Allí sólo, asombrada, pude ver desde dentro la luz de los tesoros.
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