Mateo 5:17-20, La actitud de Jesus hacia la ley
y los profetas
A.
"No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas".
1.
Era obvio a todos que la enseñanza de Jesús era diferente de la de los
escribas y fariseos (Mat. 7:28). Decía repetidas veces, "Pero yo os
digo".
2.
Durante su ministerio los judíos constantemente lo criticaban por no respetar
sus tradiciones (Mat. 15:2), por sanar en el día de reposo, Jn. 5:16, etc.
3.
Estos líderes eran los representantes de la ley y los profetas; por eso, algunas
personas podían creer que Jesús, al oponerse a ellos, también se oponía a la
ley y los profetas.
B. Por
eso Jesús aclara este punto. La gente no debería confundir lo que enseñaban
y hacían estos líderes con la ley de Moisés y los profetas.
C.
Este texto (Mat. 5:17-20) bien introduce el resto del capítulo cinco.
D.
"He venido" es una expresión muy interesante. ¿De dónde vino Cristo?
¿Dónde estaba antes? Al decir "He venido" se refiere a su
preexistencia con el Padre (Jn. 1:1-3, 14, 18).
I. "No
he venido para abrogar" la ley o los profetas.
A.
Abrogar, kataluo,
"destruir totalmente, derrumbar completamente". Sinónimos de abrogar son "derribar, deshacer, desvanecer".
1.
Claro está que esta palabra significa destruir en el sentido de
derrumbar una pared o casa o un puente.
2.
Se usa en Mat. 26:61, "Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios".
B. Jesús
no vino para destruir la ley y los profetas. Si lo hubiera hecho, ¿cómo
habría probado que El era el Mesías?
1.
La ley de Moisés era el ayo (guardián, supervisor) para llevar a los
judíos a Cristo, Gál. 3:24. Jesús no quería destruir a este ayo.
2.
La ley de Moisés contenía figuras, sombras, etc. que claramente apuntaban hacia
Cristo, Heb. 8:5; 9:9; 10:1. Por ejemplo, Juan 1:29, "He aquí el Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo". 1 Cor. 5:7, "porque nuestra
pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros". Si Jesús
hubiera destruido la ley, también habría destruido todos estos tipos.
3.
Todos los profetas, "desde Samuel en adelante" (Hech. 3:24) hablaban
de Jesús: de su nacimiento, vida, reino, muerte, sepultura, resurrección,
ascensión y coronación, etc. Si Jesús hubiera venido para abrogar los
profetas, habría evitado el cumplimiento de estas profecías.
II. "No
he venido para abrogar, sino para cumplir".
A.
Cumplir, "pleroo,
llenar, cumplir, completar".
1.
Obsérvese bien que no hay contraste en este texto entre abrogar y perpetuar.
Muchísimos maestros religiosos citan este texto para probar que Jesús vino para perpetuar la ley de Moisés. Según esta enseñanza errónea, la ley de
Moisés todavía está de vigor. ¿Por qué? Porque Jesús dijo, "No he venido
para abrogar la ley".
2.
Los que usan así este texto tuercen las escrituras (2 Ped. 3:16).
3. Hay contraste entre abrogar y cumplir. El contraste
presentado por Jesús no tiene nada que ver con perpetuar la ley de
Moisés. Jesús habla de la certeza del cumplimiento de la ley y los
profetas.
B.
Cuando Jesús dijo esto, sabía que iba a cumplir la ley y los profetas. Lo hizo
al pie de la letra. Véanse Luc. 24:27, 44; Hech. 3:24; 8:30-35; 13:27.
C.
Rom. 10:4, "porque el fin de la ley es Cristo". La palabra
"fin" significa propósito. El propósito de la ley era hacer justo al
hombre; pero "todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios" (Rom. 3:23). La justicia demandada por la ley se realiza en
Cristo, porque ahora todos, tanto gentiles como judíos, pueden ser justos
por medio de El.
III.
"Hasta que pasen el cielo y la tierra".
A.
Esta expresión simplemente significa nunca.
B.
Luc. 16:16,17, "La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el
reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él. Pero más
fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la
ley".
1.
Lo que Jesús dice en Mat. 24:35 es semejante a esto, "El cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasarán".
2.
En estos textos y en otros se afirma que la palabra de Dios -- la ley de
Moisés, los profetas, los salmos, y el evangelio -- tiene que cumplirse en
todo dicho.
3.
También se dice, "la Escritura no puede ser quebrantada", Jn. 10:35.
C.
"Ni una jota ni una tilde pasará de la ley". "Jota significa la
letra hebrea iod y corresponde a la i vocal. Es mucho más pequeña
que las otras letras hebreas ... tilde ... denotando una proyección muy pequeña
en la esquina de ciertas letras griegas, que las distingue de otras que son
redondeadas ... Toda la expresión se ha comparado felizmente con el dicho, I el
punto de una i ni el palito de una t'" (Broadus).
1.
Obsérvese que Jesús no repite la palabra "profetas" en el ver. 18.
Por lo tanto, es importante recordar que la palabra "ley" no se
limita a los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, sino que se refiere
al Antiguo Testamento.
2.
Frecuentemente la palabra ley se usa en este sentido (todo el
Antiguo Testamento.) Véanse, por ejemplo, Juan 12:34; 15:25; 1 Cor. 14:21.
Jesús dice que toda la ley seguirá en vigor hasta cumplirse.
IV.
"Hasta que todo se haya cumplido".
A.
"Los indoctos e inconstantes tuercen" este texto también, diciendo
que la ley de Moisés seguirá en vigor "hasta que pasen el cielo y la
tierra".
1.
Tales intérpretes ponen el punto final después de la palabra "ley", y
hacen caso omiso del resto del verso que dice "hasta que todo se haya
cumplido".
2.
Compárese Mat. 1:25, "Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito".
Dicen los católicos, "y ni aun entonces". La expresión "hasta
que" no tiene sentido para los falsos maestros.
B.
Jesús no dijo que la ley seguiría en vigor "hasta que pasen el
cielo y la tierra", sino que "hasta que pasen el cielo y la tierra,
ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya
cumplido".
C.
¿Cómo seguirían en vigor la ley y los profetas aun después de ser cumplidos todos
los tipos y figuras y profecías? El "ayo" sirvió para llevar a
los judíos a Cristo; después de hacer esto, ¿qué haría? ¡Habiendo hecho eso
terminó su obra!
V. "De
manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos ..."
A. Jesús
era un Amigo fiel de la ley de Moisés. Es muy importante observar que Jesús
no se oponía a la ley de Moisés, sino que la apoyaba. La practicaba e insistió
en que sus discípulos la practicaran (ver. 19). El Sermón del Monte no se pone
en contraste con la ley de Moisés, sino con lo que fue dicho por los judíos de
ese tiempo. Jesús explica en este sermón (5:31, 32) y otra vez en Mat. 19:6-9
la diferencia entre la ley de El y la de Moisés sobre el divorcio y segundas
nupcias, pero al mismo tiempo explica que debido a la dureza del corazón del
pueblo Moisés permitió el divorcio (Deut. 24:1-4). Sin embargo, Jesús explica
lo que ha sido la voluntad de Dios desde el principio con respecto al matrimonio
(Gén. 2:24).
B.
Jesús no denunció la ley de Moisés sino la enseñanza de los escribas y fariseos
(ver. 20; 15:8, 9; 16:5-12; 23). Estaba en conflicto continuo con ellos.
Explicaba el verdadero significado de la ley (véanse los vers. 21, 22, 27, 28,
etcétera).
C.
"Quebrantar, luo,
desatar, especialmente en el sentido de liberación, tiene en ocasiones el
sentido de quebrantar, destructivamente, p.e., de quebrantar mandamientos, no
sólo por vía de su infracción, sino debilitando su autoridad, invalidándolos,
Mt 5:19". La Biblia de las Américas dice anule. Jesús no habla solamente
de infringir, sino también de soltar o liberar de obligación. Los
escribas y fariseos "quebrantaban" (anulaban) la ley, porque la
pervertían, la convertían en una religión de actos externos, la ignoraban y la
invalidaban por sus tradiciones.
D.
"Uno de estos mandamientos muy pequeños". A los líderes
religiosos les gustaba clasificar los mandamientos como grandes y pequeños,
pero Jesús les dijo que no deberían quebrantar ni siquiera los que ellos
llamaban "muy pequeños".
E.
"Y así enseñe a otros". Es malo quebrantar la ley, pero es
igualmente malo inducir a otros a que lo hagan (18:7; Rom. 1:32).
F.
"Muy pequeño será llamado en el reino de los cielos", es
decir, "no entraréis en el reino de los cielos" (ver. 20).
VI. "Si
vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos ..."
A. Los
escribas y fariseos no enseñaban ni practicaban lo que Jesús enseña en los
vers. 1-12 (las bienaventuranzas). Ellos no eran pobres en espíritu, porque en
lugar de reconocer sus pecados querían justificarse a sí mismos (Luc. 16:15;
18:9-12). No poseían estas cualidades de carácter y, desde luego, no las
enseñaban.
B. Solamente
enfatizaban las cosas externas, la purificación externa (15:2; 23:25-28)
etc., pero Jesús enseña la pureza de corazón (5:8; 15:19). La justicia enseñada
por Jesús es mayor que la justicia enseñada y practicada por los escribas y
fariseos; por lo tanto, la justicia de los discípulos de Jesús tiene que ser
mayor que la "justicia" de tales líderes.
C. Eran
hipócritas (cap. 23), contentos con la "justicia" de apariencia
(Luc. 11:42, 43), y pasaban "por alto la justicia y el amor de Dios".
D. La
justicia de ellos era la de hablar mucho y hacer poco. "En la cátedra
de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os
digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras,
porque dicen, y no hacen" (23:2, 3). La justicia nuestra tiene que ser
la de hacer (obedecer).
E. Eran
seguidores de la tradición humana, aunque ésta invalidaba la ley de Dios,
Mat. 15:1-9. Las iglesias humanas siguen la tradición humana y, por lo tanto,
su justicia no es mayor que la de escribas y fariseos. Las iglesias de Cristo
caen en el mismo error al obrar a través de instituciones y la iglesia
patrocinadora.
F. Descuidaban
las cosas importantes. Mat. 23:23, "Diezmáis la menta y el eneldo y el
comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y
la fe".
G. No
amaban a los pecadores. Aunque los escribas y fariseos estaban perdidos, no
querían que el Buen Médico les sanara, sino que le condenaban por comer con los
otros pecadores (Luc. 5:30; 15:1, 2). Jesús se asociaba con los pecadores y nos
conviene imitarlo, porque "Los que están sanos no tienen necesidad de
médico, sino los enfermos".
H.
Nuestra justicia debe ser mayor que la justicia de los escribas y fariseos en
todas estas cosas para poder entrar en el reino de Dios.