(Génesis
1:5 )
Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue
la tarde y la mañana un día.
(Mateo
4:16)
El
pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
Y
a los asentados en región de sombra de muerte,
Luz
les resplandeció.
(Mateo
5:14)
Vosotros
sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se
puede esconder.
(Mateo
5:15)
Ni
se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el
candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
(Mateo
5:16)
Así
alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.
(Marcos
4:22)
Porque
no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido,
que no haya de salir a luz.
(Lucas
1:79)
Para
dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte;
Para
encaminar nuestros pies por camino de paz.
(Lucas
11:35)
Mira
pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas.
(Lucas
11:35)
Mira
pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas.
(Lucas
11:36)
Así
que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna
de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te
alumbra con su resplandor.
(Juan
1:4) En él estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres.
(Juan
1:5)
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no
prevalecieron contra ella.
(Juan
1:6)
Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.
(Juan
1:7)
Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a
fin de que todos creyesen por él.
(Juan
1:8)
No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.
(Juan
1:9)
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este
mundo.
(Juan
1:10)
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no
le conoció.
(Juan
3:19)
Y
esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres
amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
(Juan
3:20)
Porque
todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz,
para que sus obras no sean reprendidas.
(Juan
3:21)
Mas
el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto
que sus obras son hechas en Dios.
(Juan
5:35)
El
era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis
regocijaros por un tiempo en su luz.
(Juan
8:12)
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo
soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida.
(Juan
9:5)
Entre
tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.
(Juan
11:9)
Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque
ve la luz de este mundo;
(Juan
11:10)
pero
el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él.
(Juan
12:36)
Entre
tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de
luz.
(Juan
12:46)
Yo,
la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no
permanezca en tinieblas.
(Hechos
26:18)
para
que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la
luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la
fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los
santificados.
(2
Corintios 4:6)
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz,
es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación
del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
(1
Juan 1:5)
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios
es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
(1
Tesalonicenses 5:5) Porque todos vosotros sois hijos de luz e
hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.