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La visión de Pedro
¿Qué decir del lienzo que contenía animales inmundos que le fue mostrado al apóstol Pedro en una visión? ¿Cambió dicha visión toda la composición de los animales inmundos o la función de los órganos del cuerpo humano de tal manera que aquellas cosas anteriormente impropias para la alimentación humana se convirtieron súbitamente en alimentos nutritivos? ¡De ninguna manera!
El propósito de esa visión no era cambiar las leyes de Dios referentes a la alimentación y la salud, leyes que han permanecido en vigor desde el principio, sino mostrar a Pedro "que a ningún hombre llame común o inmundo" (Hechos 10.28). ¿Por qué? Porque a los Judíos se les había enseñado a considerar a todos los gentiles como gente inmunda y a no tener ningún trato con ellos.
Es tiempo de que entendamos plenamente el propósito de dicha visión, pues bien podría afectar nuestra salud, nuestra felicidad y nuestra vida eterna.
Abramos la Biblia en el capítulo 10 del libro de los Hechos y notemos que Cornelio era un soldado italiano, un gentil incircunciso. Según los Judíos, Cornelio debería ser considerado como un hombre inmundo. Pero Dios mira el corazón. Cornelio "hacía muchas limosnas" al pueblo judío (versículo 2). Dios recordó sus limosnas y le reveló en visión que enviase a algunos de sus siervos a la ciudad de Jope para que se comunicasen con Pedro.
El versículo 9 revela que Pedro era un hombre de oración. Mientras se hallaba orando en la azotea de la casa sintió hambre. Poco antes del medio día le sobrevino un éxtasis: "Y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra". En este lienzo había "de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo" (versículos 11-12)
Tomemos nota cuidadosa de esto. Aquel lienzo contenía toda clase de animales imaginables, incluyéndolos los de carácter salvaje (leones, tigres, hienas, monos, zorrillos), reptiles (serpientes, lagartijas), sabandijas y arañas. Contenía también aves como buitres, cuervos y águilas.
Pedro quedó perplejo ante la presencia de todo aquello. Luego, para su mayor asombro, ¡Dios le mandó matar y comer de aquellas bestias! ¿Qué dijo el Apóstol? "Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás" (Hechos 10.14).
Pedro había vivido día y noche con Jesús por más de tres años. Él ciertamente había entendido por las enseñanzas de Jesús que ciertas criaturas simplemente no se han de comer. Por eso cuando tuvo esta visión, diez años después de haberse abolido en la cruz los ritos y las ceremonias, rehusaba comer lo inmundo. ¡Él sabía que la ley de Dios respecto de las carnes limpias e inmundas estaba aún en pleno vigor y efecto!
Nótese ahora lo que la voz procedente del cielo le dijo a Pedro cuando éste rehusó comer, "Lo que Dios limpió no lo llames tú común" (versículo 15). No dice que Dios había purificado aquellos repugnantes reptiles inmundos, las aves de rapiña y las fieras; antes bien, dice que lo que Dios limpió no debe ser llamado común. Pero, ¿qué fue lo que Dios limpió?
Lo que Dios limpió
En la visión una voz del cielo se dejo oír tres veces y el lienzo volvió a ser recogido en el cielo. ¿Y qué hizo Pedro? "Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión" (Hechos 10.17). El Apóstol no comenzó a suponer, como lo hace tanta gente, que Dios repentinamente había cambiado sus leyes 10 años después de la crucifixión.
Veamos lo que sucedió: "Mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende, y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado" (versículos 19-20).
La voz procedente del cielo en la visión habló tres veces a Pedro porque tres gentiles: dos ciervos y un soldado (versículo 7), se encaminaban en ese momento a la casa donde él posaba para verle. Pedro fue con ellos a casa de Cornelio, y ¡fue entonces cuando entendió la visión! Así lo afirma en el versículo 28 al decir: "A mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo".
Dios no limpió aquel montón de animales inmundos sino a los hombres gentiles, anteriormente considerados como inmundos por los judíos.
Los animales inmundos que aparecieron en la visión sirvieron para simbolizar las razas gentiles de los hombres. A los judíos se les había prohibido asociarse con ellos a causa de sus abominables prácticas, pero ahora esa pared de separación espiritual había sido derribada y la salvación se hacía extensiva a los gentiles. Pedro finalmente comprendió el significado de la visión y dijo: "En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia" (versículos 34-35).
Sí, para ser aceptados por Dios hemos de temerle y obrar justicia. ¿Qué es justicia? "Todos tus mandamientos son justicia" (Salmos 119-172). Y entre esos mandamientos están las leyes que nos dicen cuáles son las carnes limpias y cuales son las inmundas.
¿Zorrillos y ratas?
Por otro lado, supongamos que Dios hubiese querido decirle a Pedro, y a nosotros, que él debía comer todos los animales que había visto en la visión. ¿Comería usted reptiles como lagartijas y serpientes? ¿Comería hienas y zorrillos? ¡Claro que no! ¿Por qué? ¡Porque usted tiene su propia ley respecto de lo que supone que es limpio o inmundo!
El sentido común nos dice que Dios no determinó que toda criatura nos sirviera de alimento. Mas nosotros simplemente no estamos dispuestos a permitir que nuestro Creador nos diga qué carnes nos dan salud duradera y fortaleza, y cuáles perjudican nuestro organismo, acarreándonos con el paso de los años más enfermedades y achaques. Ha llegado la hora de permitir que Dios nos diga qué es limpio y qué es inmundo en lugar de seguir usando nuestro falible razonamiento humano.
Sin embargo, ¡algunos aún quieren altercar con Dios! Uno de los textos que traen a colación lo encontramos en 1 Timoteo 4.1-5. Leámoslo cuidadosamente.
Nótese que estas "doctrinas de demonios" incluyen el mandar "abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos…" ¿Quiénes? "Los creyentes y los que han conocido la verdad". ¿Qué es verdad? Jesús dijo: "Tu palabra es verdad" (Juan 17.17). En tal caso, la Biblia misma revela la verdad sobre lo que es propio para alimento.
No debemos rehusar tomar ningún alimento que, de acuerdo con la verdad, Dios creó para ser tomado con acción de gracias. Sin embargo, eso no quiere decir que "todas" las carnes son salutíferas para el cuerpo humano.
Nótese que esa falsa doctrina manda abstenerse de viandas que son recibidas con acción de gracias por aquellos que creen y conocen la verdad, que conocen la Palabra de Dios. Mas la Palabra de Dios, la Santa Biblia, nos dice que hay ciertas carnes que son "inmundas", las cuales no han de ser recibidas con acción de gracias.
Consideremos ahora lo que nos dice 1 Timoteo 4.4-5 "Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado". ¿Qué significa ser santificado por la palabra de Dios y la oración?
"Santificar" quiere decir hacer santo o separar para un propósito o uso correcto, en este caso apartar como alimento del hombre.
Ahora bien, ¿qué carnes ha santificado Dios par el consumo humano? Los únicos pasajes en toda la Biblia que nos muestran la lista de las carnes que Dios santificó son Levítico 11 y Deuteronomio 14. En estos capítulos se nos revela cuál es la carne "limpia" y sana, propia para alimento. ¡Esas carnes son las únicas que pueden ser recibidas con acción de gracias y oración!
No hay ni un solo pasaje en las Sagradas Escrituras que demuestre que Dios apartó como propia para el consumo humano la carne de criaturas inmundas, como caracoles, ostras, almejas, serpientes, pulpos, anguilas, caballos o cerdos. No obstante, la gente come la carne de esos animales sin darse cuenta del daño que ocasionan a su organismo.
Instrucciones a los vegetarianos
La carta de Pablo a los cristianos residentes en Roma es citada frecuentemente como supuesta prueba de que cualquier clase de carne animal es propia para alimento. Sin embargo, ¿fue eso lo que Pablo enseñó realmente?
Abramos la Biblia en el capítulo 14 de Romanos. Nótese que el Apóstol escribió: "Recibid al débil en la fe", es decir, no disputar con él ni juzgarlo por su débil entendimiento de la fe. "Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres" (verduras únicamente) (Romanos 14.1-2).
¿A quiénes se refería Pablo? A aquellos que eran vegetarianos así como a los que creían que se había de comer carne como legumbres.
El Apóstol confrontaba el mismo problema que nosotros encaramos hoy en día al llevar el evangelio al mundo. Es sorprendente el número de personas que no comen carne ni producto alguno de origen animal, como leche, mantequilla, queso o huevos. Algunos observan días en que se abstienen de carne o días en los que sólo comen pescado. Estos son individuos que, por ser débiles en la verdadera fe cristiana, se abstienen de aquellas carnes limpias que Dios santificó o designó en su Palabra como propias para la nutrición del hombre.
La cuestión que Pablo afrontaba no era una contienda entre los cristianos de Roma alegando que todos los animales inmundos ya habían sido purificados por Dios (la falsa suposición de hoy), sino que el verdadero punto de discusión, según el versículo 2, era sobre el vegetarianismo, creencia sostenida por algunos que afirmaban que no debía comerse ninguna clase de carne.
Pablo mostraba a los hermanos el proceder correcto en este asunto enseñándoles que ninguna de estas carnes limpias que habían sido creadas por Dios para ser recibidas con acción de gracias debían rehusarse. Les advirtió, sin embargo, que sería malo para los vegetarianos comer carne si tenían dudas al respecto, corrompiendo por ello su propia conciencia. Por eso escribió "Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; es pecado" (Romanos 14.22-23).
Debemos aceptar y practicar lo que Dios, en su Palabra, nos ha revelado que es bueno y correcto. Esto no significa que nuestra conciencia siempre nos dice lo que es correcto, ¡de ninguna manera! Nuestra vida ha de ser de constante estudio para aprender qué es el bien y qué es el mal. Por otro lado, es de más alta estima a los ojos de Dios un vegetariano que sincera y conscientemente se niega a sí mismo las carnes limpias porque desconoce toda la verdad, que la persona que hace lo recto de acuerdo con la letra de la ley, pero que en lo íntimo de su corazón cree que ésta haciendo mal.
"Mas para él [el vegetariano] que piensa que algo es inmundo, para él [el vegetariano] lo es". Es decir, así le parece a él. Pero no es inmundo en verdad, ni lo es para nosotros porque sabemos que todas las carnes limpias son propias para alimento. Por eso Pablo escribió: "Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo" (Romanos 14.14).
Cabe mencionar aquí que en este versículo Pablo empleó la palabra griega que significa "común", no la que significa "inmundo". ¿Por qué razón?
"Común" no significa "inmundo"
Muchos son los que erróneamente han supuesto que Pablo se refería a carnes inmundas en este capítulo 14 de Romanos, mas no es así. Él escribió acerca de la diferencia entre vegetarianos que consideran que las carnes limpias son comunes, y aquellos que saben que las carnes limpias no están, de sí mismas, contaminadas.
En el griego hay dos vocablos diferentes que a menudo son traducidos "inmundos" o "común". Nótese que en Hechos 10.14 se emplean ambas palabras porque significan dos cosas enteramente diferentes.
La voz griega para "inmundo" es akarthatos, que significa sucio e impuro por naturaleza. El vocablo griego por "común" es koinos, que significa corrompido por mal trato uso incorrecto.
Pablo empleó la voz griega que significa "común" en todo el versículo 14 de Romanos 14, no la palabra griega para "inmundo". En otras palabras, Pablo sabía que ninguna comida limpia que Dios ha santificado es por naturaleza corrompida.
Los vegetarianos que eran débiles en la fe, débiles en el entendimiento de la Palabra de Dios, pensaban que la carne no debía comerse. Para aquellos vegetarianos (no para otros) la carne parecía estar contaminada. Su conciencia corrompía la carne para ellos, de manera que se sentirían indispuestos si la comieran. Sin embargo, eso no contaminaban la comida ni la corrompía para los demás.
Advirtamos la conclusión de Pablo: "No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias [esto es, todas las cosas que Dios santificó y nos dio como alimento son limpias]; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Buen es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite" (versículos 20-21).
Pablo no recomienda aquí que se coman las carnes inmundas. ¡Todo lo contrario! Él declara que no se coma carne alguna en presencia de los hermanos vegetarianos si les hace tropezar u ofenderse.
¿Cuándo es "común" la carne "limpia"?
La única circunstancia que contamina o hace común la carne limpia es la muerte natural del animal limpio o el inadecuado desangramiento de la carne. Por eso los apóstoles que se congregaron en Jerusalén prohibieron el consumo de la carne con la sangre en ella (Hechos 15.20). ¡Esa es una enseñanza neotestamentaria para hoy!
En los tiempos del Antiguo Testamento aquella carne era llamada "común" porque podía darse a los extranjeros que quisieran comerla (Deuteronomio 14.21).
En tiempos del Nuevo Testamento se prohibía el consumo de carne limpia ofrecida a los ídolos siempre que ésta quedara contaminada por estrangulación o porque la sangre hubiese quedado en ella. De otra manera podía comerse, si ello no causaba ofensa para los débiles.
Pablo dedicó los capítulos 8 y 10 de 1 Corintios para dar instrucciones en el sentido de no suscitar controversias respecto de la carne ofrecida a los ídolos: "Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia" (1 Corintios 10.28). En otras palabras, si la carne limpia ofrecida a los ídolos no está contaminada, es lícito comerla, a menos que ello escandalice a alguien. Bajo esas circunstancias la carne viene a ser común, no al que la come sino al que tiene dudas sobre el consumo de carne ofrecida a los ídolos. Nótese: "La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro" (versículo 29).
Por eso Pablo dijo en Romanos 14.2 "Mas para el que piensa que algo es común" [traducción correcta], para él lo es".
Profecía para el futuro
Según la Biblia, ¿cuál sería el proceder de la gente hoy? “Los que comen carne de cerdo [eso lo practica la mayoría en nuestros tiempos] y abominación y ratón, juntamente serán talados [en la ira de Dios], dice el Eterno” (Isaías 66.17).
Tal es el destino de quienes codician las carnes que Dios les prohibe comer porque son carnes que hacen daño. Tal es el destino de aquellos “cuyo dios es el vientre” (Filipenses 3.19).
¿Es de extrañar, pues, que a pesar de todo nuestro conocimiento científico tengamos más cuentas de médicos y más enfermedades que nunca? ¡Es tiempo de que nos volvamos a Dios y empecemos a obedecer sus leyes! Él es nuestro Creador. Él nos hizo, de modo que Él y solo Él sabe de qué fue hecho nuestro cuerpo y qué requiere en materia de alimentos buenos y sanos. Él puso en vigor las leyes sobre el consumo de carnes limpias e inmundas. ¡Es tiempo de que empecemos a obedecerlas como lo hicieron Jesús y los Apóstoles! Dios prohíbe también el comer sebos y sangre (Levítico 3.17; 7.23-27). La mantequilla, el aceite de oliva y algunos otros aceites y grasas vegetales pueden usarse, mas el sebo de la carne debe evitarse. La carne molida más barata no es recomendable porque tiene mucho sebo. La manteca de cerdo tampoco debe usarse. Con el tiempo el sebo y la manteca arruinarán cualquier estómago.
¿Cuáles peces y aves?
La Biblia misma define cuál forma de vida marina es buena para alimento. En Levítico 11.9-10 leemos: “Esto comeréis de todos los animales que viven en las aguas: todos los que tienen aletas y escamas en las aguas del mar, y en los ríos, éstos comeréis. Pero todos los que no tienen aletas ni escamas en el mar y en los ríos… los tendréis en abominación”.
Pero, ¿cuáles peces tienen aletas y escamas? Esto es algo que muchos lectores nos preguntan.
En primer lugar nombraremos algunos peces que comúnmente se conocen como limpios, peces sin escamas, impropios para alimento: bagre, anguila, pez hoja, lija, espinoso, esturión, tiburón, pez espada. Todos éstos carecen de verdaderas escamas. Además de estas criaturas hay otras formas de vida marina que no debemos consumir como alimento, a saber: orejas marinas, almejas, cangrejos, langostas marinas, ostras, veneras, calamares, camarones, ballenas, tortugas, pulpos.
Entre los peces limpios (aquellos que tienen aletas y escamas) más conocidos son: albacora o bonito, anchoa o boquerón, barracuda, róbalo, dorado, búfalo, carpa, bacalao, roncador, corvina, platija, gobio, tímalo, merluza, mero, arenque, lucio, caballa, o macarela, ciprino, mújol, pez aguja, perca, salmón, sardina, sábalo, eperlano, pargo, pez luna, trucha, atún, albur. (Incluimos esta lista de nombres únicamente como una guía general. Puesto que la terminología varía tanto de una región a otra, resulta imposible especificar con exactitud los nombres de todos los peces limpios e inmundos. Por consiguiente, en caso de que surja alguna duda con respecto a sí algún pez limpio o inmundo, recomendamos consultar una enciclopedia u otro libro sobre el particular en una biblioteca. También, en la mayoría de los casos uno mismo puede determinarlo si tiene la oportunidad de examinar el pescado en el mercado antes de comprarlo).
Algunas personas que tienen poco conocimiento en materia de criaturas marinas han supuesto que ciertas especies de peces limpios carecen de escamas, pero eso no es verdad. Una cosa que se debe tener en cuenta es que hay peces con lunares o manchas de escamas cerca de la cabeza y el caudal. En estos casos, tales peces son limpios y propios para el consumo humano.
La segunda parte del asunto que nos ocupa concierne a las aves. ¿Qué aves puede consumir el hombre en calidad de alimento? La respuesta a tal pregunta la encontramos en Levítico 11.13-19 y Deuteronomio 14.11-20.
Cada uno de estos pasajes da una lista de variedades de aves no comestibles, sin especificar cuáles son las aves limpias. Además, solamente se mencionan unas cuantas aves inmundas de entre millares que hay en el mundo, pero las allí anotadas reúnen las características de todas las aves inmundas. Estos son ejemplos de aves inmundas “según su especie”.
Cabe, pues, preguntar: ¿En que difieren estas aves inmundas de las aves conocidas como limpias o propias para alimento? Para responder a este interrogante empezaremos por decir que las características de las aves limpias son determinadas por la tórtola o el palomino (Lucas 2.24 y Levítico 1.14), que antiguamente se usaban como ofrendas para los sacrificios.
Al comparar las diferencias entre estas aves limpias y las anotadas como inmundas, es posible señalar las siguientes seis características de las aves limpias: 1) no deben ser aves de rapiña; 2) aunque atrapen en el aire el alimento que se les arroja, lo ponen en tierra donde lo dividen o desmenuzan con el pico, si es posible, antes de comérselo (las aves inmundas lo devoran en el aire, o bien lo prensan en tierra con una pata y lo rasgan con el pico); 3) tienen alargado el dedo de en medio y un dedo trasero; 4) extienden los dedos de las patas de tal manera que los tres del frente quedan sobre un lado de la rama en que se posan y el dedo trasero sobre el otro lado; 5) tienen buche; 6) tienen molleja con doble revestimiento que puede separarse fácilmente.
Las aves limpias tienen las seis características arriba anotadas, y las inmundas carecen de una o más de las mismas. Si un ave carece de cualquiera de estas seis características, es inmunda.
Además de la tórtola y el palomino, son limpias las siguientes aves: la gallina, el faisán, la codorniz, la perdiz, el gallo silvestre, el pavo, todos los pájaros cantores, el pato, el ganso y el cisne. Entre las aves inmundas que no están en la lista que da la Biblia se encuentran las de los órdenes de las trepadoras y las prensoras, que incluyen el tucán, el pájaro carpintero, el loro y el papagayo (que dividen los dedos de las patas de manera que quedan dos a cada lado de la rama donde se posan). Otros tipos de aves inmundas son las aves acuáticas o zancudas y las gaviotas que no tienen buche ni molleja de doble forro, y a menudo no cuentan con el dedo trasero de la pata o no tienen alargado el dedo de en medio.
Cabe incluir en este punto una aclaración con respecto al cisne. ¿Debe éste considerarse como ave limpia o inmunda? La dificultad surge del hecho de que algunas traducciones de la Biblia incluyen “cisne” en la lista de las aves inmundas. Esto ha causado confusión con respecto a si el cisne, el ganso y el pato, que pertenecen a la misma familia, son propios para alimento o no.
El problema se debe a la dificultad en saber con certeza a cual ave se refiere la palabra hebrea tinshemeth a la cual se le han dado, entre otras, las siguientes traducciones: íbice, calamón, corneja, búho y cisne. Ahora bien, con respecto al cisne, la duda puede resolverse aplicando los principios para distinguir las aves limpias de las inmundas, tal como los explicamos arriba.
Al aplicar estos principios vemos que aves como el cisne, el pato y el ganso son limpias porque reúnen dichas características. Por lo tanto, es evidente que la palabra “cisne” como traducción del hebreo tinshemeth es incorrecta, y que el cisne, el pato y el ganso se han de considerar como aves limpias.
Concluimos entonces que aunque no sea necesariamente un pecado espiritual el comer carne que, según la definición bíblica, es inmunda, si uno hace deliberadamente, movido por la codicia del apetito, quebranta el décimo mandamiento y el acto se convierte en pecado. En todo caso, la comida impropia perjudica el organismo, que es el Templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6.19-20). Contamina el CUERPO, sino el carácter espiritual del hombre. Y si continuamos contaminando nuestro cuerpo, Dios nos destruirá a nosotros (1 Corintios 3.17).
Nota de Tito Martínez
TRES ESPÍRITUS INMUNDOS COMO RANAS
Sabemos perfectamente que para los apóstoles de Jesús la distinción entre animales puros y animales inmundos aun existía. Esto lo vamos a comprobar leyendo Apocalipsis 16:13. Pero lo voy a citar tal como viene en la versión interlineal griega-española, y que he tomado de la Enciclopedia Bíblica Electrónica e-Sword:
(IntEspWH+) και 2532:CONJ Y ειδον 3708:V-2AAI-1S ví εκ 1537:PREP fuera de του 3588:T-GSN de la στοματος 4750:N-GSN boca του 3588:T-GSM de el δρακοντος 1404:N-GSM dragón και 2532:CONJ y εκ 1537:PREP fuera de του 3588:T-GSN de la στοματος 4750:N-GSN boca του 3588:T-GSN de la θηριου 2342:N-GSN bestia salvaje και 2532:CONJ y εκ 1537:PREP fuera de του 3588:T-GSN de la στοματος 4750:N-GSN de boca του 3588:T-GSM de el ψευδοπροφητου 5578:N-GSM falso vocero πνευματα 4151:N-APN a espíritus τρια 5140:A-APN tres ακαθαρτα 169:A-APN inmundos ως 5613:ADV como βατραχοι 944:N-NPM ranas
Observe bien, el apóstol Juan dijo bien claro que esos tres espíritus serán INMUNDOS COMO RANAS. Las ranas eran uno de los animales inmundos que Dios mencionó en su santa Ley, y el pueblo de Israel así las ha considerado siempre, como animales INMUNDOS, es decir, no dados por Dios para el consumo de su pueblo, por eso es que Juan dijo que esos tres espíritus serán inmundos como ranas, ¡no que esos tres espíritus tengan apariencia de ranas!. Sin embargo, asombrosamente, ese pasaje de Apocalipsis 16:13 ha sido falsificado en muchas traducciones bíblicas, las cuales dicen que esos tres espíritu inmundos PARECÍAN ranas, o que tenían forma de ranas, ¡eso no fue lo que dijo Juan!. Lo que él dijo es que son tres espíritus inmundos como las ranas, ¡no que fueran parecidos a las ranas!. Teniendo esto en cuenta, entonces llegamos a descubrir con asombro que para el apóstol Juan la distinción entre animales puros e inmundos aun existía, y recordemos que a Juan le fue revelado el Apocalipsis mucho tiempo después de la muerte y resurrección de Jesús.
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