Falta una semana apenas para el 9 de septiembre, cuando vence el plazo fijado por la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para que Irán cumpla con las nuevas sanciones,
A partir de esa fecha, los buques iraníes –siguiendo la resolución- deben permitir su inspección por los de Estados Unidos, Israel y otros dispuestos a sumarse a la aventura. Con ese propósito fue despachada hacia el Golfo Pérsico una importante fuerza naval estadunidense acompañada por unidades de superficie y submarinas de Israel, desplegadas desde principios de agosto frente a las costas de Irán.
Irán no aceptará la humillación de su soberanía. Ha reiterado que rechazará el intento de abordaje de sus barcos por lo que la flota enviada al Pérsico, a menos que reciba contraorden, se vería ante la única alternativa de intentarlo por la fuerza. Si no hay contraorden, siguiendo la lógica expuesta por Fidel Castro, no es difícil imaginar la andanada de fuego que se desataría en ambas direcciones cuando las embarcaciones iraníes se nieguen a ser abordadas e imposible calcular el número de naves de ambas partes que serían hundidas en un lapso muy breve. Se insiste, por cierto, en círculos de inteligencia, que los portaviones de Washington serían enormemente vulnerables al ataque de las cientos de lanchas rápidas lanzamisiles de los Guardianes de la Revolución iraníes. Lo cierto es que se incrementan por días las noticias y opiniones que hablan de una situación explosiva límite en el Medio Oriente debido doblemente a la amenaza de un inminente ataque a Irán y también al temor que no sólo Israel sino gobiernos árabes aliados de Estados Unidos, como la monarquía saudita, dicen tener a un Irán nuclear. Según Victor Kosev, especialista de Asia Times, “los nervios están erizados hasta el punto de ruptura debido a la escalada militar en el Medio Oriente”. En el mismo tenor se expresa en la revista alemana Der Spiegel el veterano de los servicios secretos occidentales Ayad Alawi, ex primer ministro de Irak a comienzos de la ocupación: Cada esquina de la región –dice- está atemorizada. Incluso Estados Unidos esta atemorizado e Irán también. Nos dirigimos a una situación que casi se compara con la crisis cubana de 1962. Cada uno debiera hacer hasta lo imposible por prevenir las tensiones (las cursivas son mías). Alawi es uno de los políticos más influyentes de Irak, se afirma que será el próximo primer ministro, un hombre que conoce bien la zona. Aunque se opone a un Irán nuclear, aboga por el diálogo con Teherán. Argumenta que “los iraníes son gente lógica y que hay que tratar de ver y sentir dónde descansan los temores de Irán”. A la pregunta de si piensa que la guerra estallará por el programa nuclear de Irán responde que “es una alta posibilidad”.
Desde polos ideológicos y políticos diferentes, a veces antagónicos, coinciden en la alta explosividad de la situación en el Medio Oriente políticos y analistas experimentados como Alawi, el académico de izquierda Michel Chossudovsky, el periodista pro israelí Jeffrey Goldberg y el líder revolucionario Fidel Castro, quien titula una de sus más recientes Reflexiones “ 238 razones para estar preocupado”, días después de que apareciera en la página web de la revista The Atlantic el documentado artículo de Goldberg “El punto de no retorno” en referencia al momento en que, según él, es muy probable que Israel se adelante a Estados Unidos en atacar a Irán. Pero lo más grave es que según Chossudovsky, conocedor a fondo de los temas militares, Estados Unidos e Israel prevén utilizar armas nucleares contra Irán, opinión en la que coincide Fidel Castro, de quien el mejor testimonio de su maestría política y militar es su ejecutoria invencible en la guerra revolucionaria de liberación, la sobrevivencia de Cuba por más de medio siglo bajo amenaza de Estados Unidos y el éxito de las armas cubanas en la solidaridad con los pueblos de África.
Fidel no ceja - afirma Carmen Lira en la entrevista concedida a La Jornada por el líder cubano-: nada ni nadie es capaz de frenarlo siquiera. Él necesita, a la mayor brevedad, CONVENCER para así DETENER la conflagración nuclear que –insiste- amenaza con desaparecer a la mayor parte de la humanidad. “Tenemos que movilizar al mundo para persuadir a Barak Obama, presidente de Estados Unidos, de que evite la guerra nuclear. Él es el único que puede o no oprimir el botón”