Ampliar imágenFoto: DYLAN MARTINEZ/APLa reina Isabel II acompaña a Benedicto XVI en los jardines del palacio de Holyrood House en Edimburgo.
Ayer el Papa inició una visita de cuatro días a Escocia e Inglaterra, viaje que se ha visto empañado por la indignación causada por las denuncias de abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia católica.
Benedicto XVI llega a una región en la que sólo un 10 por ciento de la población es católica. El Pontífice se enfrenta a una población británica que se opone a la Iglesia en temas como la homosexualidad, el aborto y la planificación familiar.
En su viaje de Roma a Edimburgo, el Papa conversó con periodistas y admitió la falla del Vaticano en cuanto a los casos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia. Además lamentó que la promesa de amor a Dios hecha por los sacerdotes sea manchada de esa forma. “Es difícil comprender cómo un hombre que ha dicho esto puede caer después en la perversión”. “También es triste que la autoridad de la Iglesia no haya sido suficientemente vigilante, ni rápida ni decisiva para tomar las medidas necesarias” afirmó.
A su llegada al aeropuerto de Edimburgo, fue recibido por el príncipe Felipe y un grupo de gaiteros. Luego se reunió con la reina Isabel II de Inglaterra en su residencia de Holyrood House. Escocia es de tradición más católica que Inglaterra.
La reina Isabel II, que lidera la Iglesia anglicana, dijo que la visita del Papa le recordaba a los británicos su herencia cristiana común, y prometió profundizar las relaciones entre ambas denominaciones religiosas. También agradeció a la Iglesia, su contribución en la “mejora de la situación en Irlanda del Norte”.
En el parque Bellehouston de Glasgow, Benedicto XVI ofició una misa ante unas 65 mil personas en la que instó a los jóvenes a que se resistan a las tentaciones de la vida moderna, como la droga, el sexo, el dinero, el alcohol y la pornografía. (FUENTES: AP, DPA)