Escrito por Tito Martinez en su libro las 21 tesis.
El Cristo NO ES EL ARCÁNGEL MIGUEL
La secta adventista del séptimo día y el jehovismo atalayado enseñan que el Cristo Jesús es el arcángel Miguel. Veamos la falsedad de esa doctrina:
1- En la Biblia no hay NI UN SOLO PASAJE donde se diga que el arcángel Miguel sea el Señor Jesús, yo reto a los adventistas o los jehovistas atalayados que me den un solo pasaje bíblico donde se diga eso.
2- El hecho de que en 1Ts.4:16 al Cristo Jesús se le llame arcángel (jefe de ángeles) no significa que él sea el arcángel Miguel, ya que entonces Pablo habría dicho claramente que él es el arcángel Miguel, sin embargo, NO LO DIJO POR NINGUNA PARTE.
EL VARÓN CELESTIAL DE DANIEL 10
El varón divino y celestial vestido de lino mencionado en Daniel 10 no es el arcángel Gabriel de Daniel 9, ni tampoco el arcángel Miguel, sino que era el Mesías Jesús en su existencia divina pre humana, ya que la descripción que Daniel hizo de él es la misma que Juan hizo del Mesías glorioso en Apocalipsis 1, como voy a demostrar seguidamente. A continuación voy a demostrar la diferencia que existe entre el arcángel Gabriel mencionado en Daniel 9, y el varón celestial mencionado en Daniel 10, y que era el Mesías Jesús en su existencia divina y pre humana.
1- En Daniel 9 un varón celestial, llamado Gabriel, se apareció a Daniel y le reveló la profecía de las 70 semanas: "Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de IEVE mi Dios por el monte santo de mi Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde." (Dn.9:20.21).
Este varón Gabriel fue al que Daniel vio en la visión al principio, en el capítulo 8
, y le explicó la visión del carnero y el macho cabrío:
"Y aconteció que mientras yo Daniel consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre. Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña a éste la visión. Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin." (Dn.8:15-17).
2- Sin embargo, en Daniel 10 Daniel tuvo una visión totalmente diferente a la anterior. Esta nueva visión sucedió en el año tercero del reinado de Ciro, rey de Persia, y esta visión no tiene que ver absolutamente nada con la profecía de las 70 semanas de Daniel 9. Daniel estaba a la orilla del gran río Hidekel, alzó sus ojos, y vio a un varón celestial muy especial:
"Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra. Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días. Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento. Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido." (Dn.10:5-19).
El pasaje es impresionante. En dicho texto descubrimos lo siguiente:
a) El texto no dice por ninguna parte que ese varón celestial fuera Gabriel. Decir que ese varón celestial de Daniel 10 es Gabriel es sencillamente falso, ¡el texto no lo dice por ninguna parte!.
b) Daniel hizo una asombrosa descripción de este varón celestial, y resulta que esa descripción que Daniel hizo de este ser divino y resplandeciente es la misma que Juan hizo del Mesías Jesús glorificado varios siglos después, veámoslo:
"Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante a un hijo de hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades" (Ap.1:12-18).
Veamos la semejanza asombrosa:
El varón celestial visto por Daniel tenía sus lomos ceñidos de oro de Ufaz, y el Mesías glorioso visto por Juan también está ceñido por un gran cinto de oro.
El varón celestial visto por Daniel tenía un rostro parecido al relámpago, es decir, su rostro resplandecía como el sol o el relámpago en toda su gloria, y el Mesías glorioso visto por Juan también tiene el rostro resplandeciente, como el sol en toda su gloria.
El varón celestial visto por Daniel tenía sus ojos como antorchas de fuego, es decir, como llamas de fuego, y el Mesías glorioso visto por Juan también tiene sus ojos como llamas de fuego.
El varón celestial visto por Daniel tenía sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, es decir, sus brazos y pies eran como de metal resplandeciente, muy pulido y brillante. El Mesías glorioso visto por Juan también tiene sus pies como el bronce bruñido, refulgente como un horno.
El varón celestial visto por Daniel tenía una voz como el estruendo de una multitud, o como el estruendo de muchas aguas, el cual es un sonido similar. El Mesías glorioso visto por Juan también tiene su voz como el estruendo de muchas aguas.
Cuando Daniel escuchó esa tremenda voz de ese varón celestial él cayó al suelo en un profundo sueño, es decir, cayó al suelo y quedó como muerto, inconsciente. Cuando Juan escuchó esa tremenda voz del Mesías glorioso también cayó al suelo como muerto, quedando inconsciente.
Daniel fue tocado por ese varón celestial, y entonces despertó y recobró el sentido, y seguidamente le dijo que no temiera. El apóstol Juan también fue tocado por el Mesías glorioso, despertó y recobró el sentido, y el Mesías le dijo que no temiera.
Daniel llamó a este varón celestial "MI SEÑOR", y Daniel dijo que él era siervo de este Señor celestial y divino que se le apareció. El Mesías Jesús es EL SEÑOR (Filp.2:11), y los verdaderos cristianos somos siervos de este Señor Jesús.
c) Como podemos ver, la experiencia que Daniel tuvo fue tremendamente parecida a la experiencia que tuvo Juan cuando el Mesías glorioso se le apareció y le reveló el Apocalipsis. ¡¡El varón celestial que se apareció a Daniel era EL MISMO varón celestial que se apareció a Juan, es decir, era el Mesías Jesús!!, la diferencia es que Daniel vio al Mesías Jesús EN SU EXISTENCIA DIVINA PREHUMANA, y Juan lo vio en su existencia divina POST HUMANA, es decir, después de resucitar y ser glorificado, ya que el Mesías Jesús, después de resucitar, recobró esa gloria y divinidad que tenía juntamente con el Padre antes de la fundación del mundo (Jn.17:5).
d) Daniel 10:13 dice bien claro que Miguel ayudó a este varón celestial, esto demuestra sin ninguna duda que este varón celestial que se apareció a Daniel tampoco era el arcángel Miguel. Esto no significa que Miguel fuera superior a este varón celestial, sino que Miguel era el AYUDANTE de este varón celestial. Dios el Padre también tiene ayudantes angelicales, y esto no significa que los ángeles sean superiores al Dios Padre.
Como Daniel vio al Mesías Jesús glorificado y preexistente esto significa que el Mesías Jesús YA EXISTIA COMO SER DIVINO Y GLORIOSO ANTES DE HACERSE HOMBRE. Esto pulveriza totalmente esa doctrina diabólica y falsa de que el Mesías Jesús no existía como ser divino antes de nacer como hombre. Aquellos falsos maestros que niegan la preexistencia divina del Mesías Jesús sencillamente han sido engañados por el diablo, y están enseñando una doctrina de demonios. El profeta Daniel vio a este Mesías Jesús en su existencia divina y glorificada, siglos antes de que naciera como hombre, por lo tanto, ¡el ya existía antes de nacer como hombre!, él no comenzó a existir cuando nació como hombre de María, sino que él ya existía como ser divino y glorioso antes de hacerse hombre, y este varón celestial y divino se apareció muchas veces a diferentes varones de Dios, como Abraham, Moisés o Daniel, y siglos después se hizo hombre, y vivió entre nosotros (Jn.1:14).
Tambien en esta pagina se da esta misma informacion pero con otro estilo, http://apologista.blogdiario.com/1188401700/
Gracia y Paz