Estimado (a) Solycoste:
Tu pregunta es interesante, debido a las cifras de la explosión demográfica, en la que los humanos crecemos alarmantemente en la superficie de la tierra. Por ello, utilizas una lógica en el sentido de que la reencarnación para ti es la solución más factible para que no se llene la tierra por tantos humanos que han vivido, más los que actualmente viven y los que apenas nacerán, y por lo tanto desde esta postura, pues si que se empieza a tornar un problema de supervivencia.
Sin embargo, la Tierra fue creada para ser habitada, que cientificamente tiene un periodo de vida al igual que el sol, creo que no debemos preocuparnos mucho envirtud de que esas cifras que dan los cientificos es de millones de año, para ese tiempo el Santo Padre, algo ya tuvo que haber hecho, por lo que el futuro lo dejamos en sus manos. Por lo anterior, yo pienso que los males de la sobrepoblacion mundial, se debe a lo mal distribuidos que están los grupos humanos en la superficie de la tierra, las fronteras politica y los sistemas de gobierno imponen restricciones, pero que si de acuerdo a las necesidades fisicad de los humanos se nos asignara un porción terrestre para vivir, ¡hasta falatarían humanos para poblar la tierra! Por ello el gobierno de Dios, solucionará esos problemas. Cristo, sus apostoles y cristianos, gobernarán sobre las naciones dando solución a cualquier problema.
También por otro lado no hay que olvidar que aunque muchos vamos a resucitar, no todos nos quedaremos para seguir viviendo en el planeta, muchos seremos destruidos eternamente, por lo que la cuestión del espacio sobre la tierra tiene solución.
Ahora bien en cuanto a la reencarnación, yo he examinado la Biblia con la esperanza de hallar apoyo para esa doctrina pues quien no quisiera seguir viviendo, pero he quedado decepcionado. En ninguna parte encontré algún texto que afirme tajantemente que los seres humanos hayan vivido otras vidas. O que vivan secuencialmente a traves de la reencarnación como lo ensañan algunas doctrinas extrabiblicas como la budista por ejemplo, en la que se descanza de una reencarnación ciclica, solo hasta alcanzar el nirvana, mediante la enseñanza de Buda.
Algunos consideran que la reencarnación es tan antigua que no había necesidad que la Biblia lo explicara.
Si tomamos como base 2 Timoteo 3:16, 17, en donde el apóstol Pablo escribió: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra”. Así que la Biblia es inspirada por lo que si no dice nada sobre la reencarnación es que sencillamente no es una enseñanza Escritural. Nuestros conceptos o pensamientos humanos muchas veces discrepan con la Palabra de Dios, por más popular que sean.
De ahí que el apóstol Pablo escribió en 1 Tesalonicenses 2:13:
“Cuando ustedes recibieron la palabra de Dios, que oyeron de parte de nosotros, la aceptaron, no como palabra de hombres, sino, como lo que verdaderamente es, como palabra de Dios”.
Algunos textos que presentan algunos como apoyo a la reencarnación son por ejemplo Mateo 17:11-13, donde Jesús relaciona a Juan el Bautizante con el antiguo profeta Elías:
“‘Elías, en realidad, viene, y restaurará todas las cosas. Sin embargo, les digo que Elías ya ha venido [...]’. Entonces los discípulos percibieron que les hablaba de Juan el Bautista”.
¿Quería decir Jesús que Juan el Bautista era una reencarnación del profeta Elías? El propio Juan sabía que no lo era. Cuando le preguntaron en una ocasión, si era Elías que había vuelto, él respondió claramente: “No lo soy”. (Juan 1:21.) Sin embargo en Malaquías 4:5,6, se había predicho que Juan precedería al Mesías “con el espíritu y poder de Elías”. (Lucas 1:17En otras palabras, Juan el Bautista era “Elías” en el sentido de que llevó a cabo una obra comparable a la de Elías.
Otro texto que utilizan quienes piensan que las Escrituras apoyan la reencarnación es Juan 9:1, 2:
“Entonces, al ir pasando Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: Maestro, ¿quién pecó: este hombre, o sus padres, para que naciera ciego?’”.
La lógica sofista aplicada en este texto por quienes apoyan la reencarnación es “si el hombre nació ciego, entonces tuvo que haber cometido su pecado en una vida pasada.”
¿Pudiera ser esto cierto? ¡Jamás suceda eso! La respuesta de nuestro amado Jesús contradice totalmente la idea de la reencarnación
Jesús contestó: “Ni este hombre pecó, ni sus padres”. (Juan 9:3.)
Yo pregunto, ¿que caso tiene en reencarnar eternamente si se renaciera en el mismo mundo lleno de enfermedad, tristeza, dolor y muerte?
La Biblia no enseña la reencarnación, sino la resurrección una doctrina primaria de la fe cristiana palabra que aparece como una cincuenta veces en las Escrituras Griegas, así se señala por ejemplo en Hechos 24:15 y el apóstol Pablo expresó esta animadora doctrina en Hebreos 6:1,2 donde escribió:
“Tengo esperanza en cuanto a Dios [...] de que va a haber resurrección así de justos como de injustos”.
La resurrección de los muertos por lo tanto deja por sentado fehacientemente, que la muerte existe. Esto es apoyado por el hecho de que en las Escrituras enseñan claramente que el hombre tiene un alma mortal. Si el hombre tuviera un alma inmortal que se separara del cuerpo al sobrevenir la muerte y fuese a un destino eterno en el cielo o en el infierno, o que se reencarnara, entonces no habría ninguna necesidad de una resurrección.
La muerte, o inexistencia, fue el castigo impuesto a Adán y Eva por pecar contra Dios. Se trató de un castigo, no de la entrada a una vida inmortal en algún otro lugar. Dios dijo con toda claridad que volverían al lugar de donde procedían, al polvo del suelo: “De él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás”. (Génesis 3:19.) Antes de ser creados por Dios y ser colocados en la Tierra, en el jardín de Edén, no tenían ningún alma inmortal, no existían en ningún lugar y siguieron sin tenerla después de morir y dejaron de existir.
A la resurrección de la muerte se la compara con el acto de despertar del sueño o del descanso. Por ejemplo, Jesús dijo lo siguiente acerca de Lázaro, a quien iba a resucitar: “Lázaro está descansando, pero yo me voy allá para despertarlo del sueño”. (Juan 11:11.) Respecto al profeta Daniel, leemos: “Descansarás, pero te pondrás de pie para tu porción al fin de los días”. (Daniel 12:13.)
Ninguno de nosotros hemos vivido ninguna otra vida más que la actual. Pero podemos hacer que nuestra vida sea duradera, hasta eterna si ejerce fe en Jesús, pase lo que pase, lo que él le dijo a Marta cuando murió su hermano, Lázaro, será también aplicable en su caso: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir; y todo el que vive y ejerce fe en mí no morirá jamás”. (Juan 11:25, 26.)
Saludos cordiales
GOYIMI