Estimados hermanos del foro:
Que Dios Padre y su Hijo Jesucristo los bendiga. Que estas palabras sean para tu provecho.
Cuanta diferencia hay entre la Iglesia del Señor Jesús de los tiempos Bíblicos y las "iglesias" de nuestros días.
La diferencia abismal radica en que aquella iglesia de los días de Pablo, Juan y Pedro tenía por cabeza a Cristo, el cual derramó por su Espíritu el Amor de Dios en sus corazones, porque la iglesia no es un templo, sino cada persona sincera que ama a Dios, nosotros somos un templo para Dios y somos como una piedra que edifica la iglesia espiritual, la que será tomada por el Señor en su regreso, la que lo glorifica aquí en la tierra, la que no se mancha por este mundo, la que no se arruga por las falsas doctrinas, sino la que se mantiene fiel a su Señor hasta su venida.
Todo lo contrario pasa con las congregaciones de hoy, que al no ser Cristo la Cabeza, sino otro señor, son privadas y jamás recibirán tal derramamiento.
Todas las obras de la verdadera Iglesia del Señor fueron hechas por la fe que obra por Amor, esto es el Amor de Dios derramado en nuestros corazones, porque de nada sirve pertenecer a una "iglesia" o tener un título si el amor de Dios no está en nosotros.
"Pues nosotros por el Espíritu Santo derramado aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor"(Gálatas 5:5-6).
Hasta la esperanza de un día estar en el Reino de los Cielos es vana sin el Amor de Dios en nosotros.
Las "iglesias" de hoy solo tienen para mostrar soluciones de índole física y material, están afanadas en mostrar a la gente que todo se puede en este mundo, solo dan a cambio de recibir, realmente no aman las almas simplemente porque el Amor de Dios no fué derramado en sus corazones, se olvidan de los pobres, de los enfermos, de los que están en potestad del diablo.
Sus miembros solo ocupan su tiempo en obedecer lo que se les manda hacer y en llenar las cruzadas o campañas del "ungido" de turno, mientras que todos los días personas se mueren sin Dios y se pierden, lo peor que se mueren dentro de sus mismas "iglesias", están muertos espiritualmente. Quieren llamar la atención proclamando milagros, señales, prodigios y una fe muy grande, pero están muy lejos del Reino de Dios.
"Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios"(Marcos 12:28-34).
No es casualidad que los dos mandamientos más importantes tengan como esencia el Amor, porque no se puede amar a Dios sin que hayamos recibido de su Espíritu su Amor; tampoco podemos amar a nuestro prójimo si Dios no derramó su amor sobre nosotros.
Un día comprendi que el amor que yo creía tener de Dios no era más que una imitación del mal, no había coherencia en ese amor falso, porque por un lado yo predicaba con Fe, oraba por sanidad, liberación, iba a evangelizar, ayunaba, tenía las reuniones llenas, muchas personas se iban con esperanza y una sonrisa en el rostro, todo parecía perfecto, pero cuando el Señor me hizo abrir los ojos para gran sorpresa mía, en realidad yo estaba matando a todas aquellas personas, las estaba engañando, les estaba cerrando el Reino de los Cielos porque les llevaba un falso evangelio, entonces comprendí que todas las obras que hice no fueron por la fe que obra por el Amor, sino fueron obras carentes de sentido, que no salva a nadie, que no lleva a conocer a Dios, obras muertas que responden a la letra, cuyo especialista de predicar la letra es el diablo por boca de sus ministros, yo escuchaba aquellas "enseñanzas" vacias, y todos sabemos que la letra nos mata.
TODAS las "iglesias" están predicando solo letra que no vivifica a nadie.
El Señor al ver que el escriba le responde sabiamente, le dice: "No estás lejos del Reino de Dios"
Querido hermano de las congregaciones cristianas biblicas, ¿Cuán cerca o lejos estás del Reino de Dios? La verdad es que si amas a Dios con todas tus fuerzas entonces solo escucharás su Palabra, pero si no lo haces tienes que saber que el Amor de Dios no fué derramado en ti y consecuentemente no podrás amar a tu prójimo con Amor de Dios, aunque todas las obras que lleves a cabo te hagan sentir muy bien, esa alegría es solo tuya, no es el gozo ni la alegría que Dios siente y comparte contigo en tu corazón.
Muchos se sienten bien con lo que están haciendo, pero Dios no se complace con esas obras, porque debes entender que si no das lo verdadero, no puedes agradar a Dios.
Solo cuando el Espíritu Santo se nos derrama en nuestros corazones el Amor del Padre es cuando vamos a amar a Dios de verdad y a nuestro prójimo, solo recién ahí tendrá sentido todo lo que hagamos porque nuestra Fe obrará por el Amor y nuestro gozo será completo.
¿Estás en una iglesia sea cual sea?, ¿cuál es tu prioridad? ¿qué es lo que te enseñan? ¿qué estás procurando? ¿Tú iglesia sigue los pasos de la Iglesia de la Biblia? ¿tiene la sana doctrina?
Quiero que sepas que si estas leyendo este mensaje puede que sea una oportunidad para reflexionar, para tomar una decisión aunque esto implique dar un paso al costado de la iglesia a la que asistes o en la que sirves y empezar de cero.
Permite a Dios derramar su Amor en tu corazón, busca esto con todas tus fuerzas.
"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado"(Romanos 5:1-5).
Mi corazón anhela tanto aquella iglesia de los tiempos Bíblicos, pero tengo certeza que esa iglesia está esparcida en todo el mundo, no es la popular, no es la que grita a los cuatro vientos las obras que hace, la que muestra los "testimonios" que ocurren, sino es la que trabaja en silencio, no tocando trompeta, siendo recompensada por Dios que ve en lo secreto, trabajando arduamente por el Reino y su Justicia, la que gime por tanto engaño espiritual, la que llora por las almas perdidas, la que espera con fidelidad el regreso de su Señor el cual es su cabeza.
La iglesia verdadera del Señor camina por el camino más excelente que es el Amor, mientras las sinagogas de satanás que pretenden ser "iglesia del Señor" caminan por un camino de muerte solo pudiendo imitar algunas cosas como la fe, los milagros, las señales, las sanidades, liberaciones y hasta la prédica, pero jamás podrá imitar ni tener el Amor de Dios, el Don por excelencia, el motor de todas la obras de la verdadera iglesia del Señor, el amor que nos permite ver lo errado y exhortar, la que no nos deja deleitarnos en la injusticia. Pero en las sinagogas de satanás todo está permitido, no hay justicia, no hay equilibrio, no hay orden y sobre todo no hay santidad. ¿Se puede tener santidad sin amor a Dios?
"Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente"(1Corintios 12:31).
" Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor"(1Corintios 13:1-12).
Que Dios derrame su amor en nuestros corazones para caminar por este camino.
Dios los bendiga.