Amados en el señor Jesucristo, gracias infinitas le doy a Dios que nos ha traído a su luz admirable. Antes nuestras vidas estaban cifradas solo por la ignorancia, que nos alejaba de una verdadera comunión con el Padre y su amado Hijo, hoy nos ha hecho merecedores de tan loable gesto de misericordia por su gracia, una gracia inmerecida; ya que el pecado formaba una barrera de grandes proporciones, que al compararlo con la obra creadora no significaba nada.
Hemos decidido alejarnos de toda la vanagloria que el mundo ofrece, y al hacerlo somos mas que vencedores, no teníamos oportunidad alguna de reconciliación, y aparece un Padre generoso que decide ofrendar la vida de su unigénito Hijo por esta humanidad. Siendo gentiles nos ha puesto en un lugar de privilegio, que aun el pueblo sacado de Egípto no logró conseguir, perdieron la posibilidad de ver la tierra prometida, su rebeldía no les permitío alcanzar el premio que hoy nosotros disfrutamos, por la herencia redentora del señor Jesucristo.
Defendamos el maná de su palabra que hemos recibido como un gran tesoro, no lo echemos a los cerdos que lo malograran, ser intelectuales para el bien, e ingenuos para el mal; como nos dice su palabra. Dios eterno y misericordioso nos guía a toda buena obra, y el galardón de su magnificencia espera por nosotros. Cada día que pasa es una nueva oportunidad de ganar la batalla, una batalla que con cristo es seguro el exito.
Amados, esta es la oportunidad que necesitamos en medio de tanto por hacer, dediquemos un poco a la obra que nuestro señor Jesucristo nos ha dejado como legado, nunca olvides que al final del camino te espera una vida eterna para disfrutar. Cada que piensas y escribes, Dios ilumina tu vida para que puedas enseñar a tantos que tienen hambre de ese maná que son las palabras del buen Jesús, rechaza con integridad y franqueza todo lo que dañe tu buen pensar, haciendo acto de obediencia a las palabras del apóstol Judas, el cual nos dice que contendamos por nuestra fe, que ha sido dada a los santos, como fuente de única salvación.
No olvidemos que los cobardes no heredaran el reino de los cielos, soldado fiel es aquel que no baja la guardia, y que su espada esta vigilante al asecho del enemigo, que nos acusa de día y de noche pretendiendo hacer que el Padre decida quitarnos lo que con tanto esfuerzo hemos ganado. Y es en ese momento cuando el señor Jesucristo entra como abogado fiel y verdadero, a defender la causa justa de su redención y el maná de su bendita palabra, puesta para justicia, piedad y misericordia.
Gracia y paz.