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General: El Ministerio de la Mujer
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Respuesta  Mensaje 1 de 10 en el tema 
De: apoleon  (Mensaje original) Enviado: 22/05/2011 23:57
Si leemos los Evangelios sin prejuicios machistas, observaremos que Jesús trató a la mujer de un modo bien distinto al que pretende la Iglesia católica y sus "hijas" religiosas.
 
Efectivamente, si nos fijamos, por ejemplo, en Mateo 27: 55-56, Marcos 15: 40-41, Lucas 23: 49-55 y otros, encontraremos a un grupo de mujeres que seguían a Jesús, esto es que estaban aceptadas en su círculo de discípulos, todo un signo del nuevo «reino de Dios»
Si nos fijamos en la utilización del género en el Nuevo Testamento, tal como propone en un interesante trabajo el teólogo y sacerdote católico António Couto, nos llevaremos una buena sorpresa: la palabra “hombre” como sinónimo de “ser humano” (anthôpos/homo) aparece 464 veces y la designación de “varón” (anêr/vir) y “mujer” (gynê/mulier) lo hace exactamente con la misma frecuencia, esto es 215 veces cada uno de ellos, ni más ni menos.
 
Resulta también sintomático que los nombres propios femeninos sean muchísimo más abundantes en el Nuevo Testamento que en el Antiguo. De los 3.000 nombres propios que aparecen en toda la Biblia, 2.830 (94,3%) son masculinos y sólo 170 (5,5%) son femeninos, pero si nos concentramos en los 150 nombres propios que, en total, se mencionan en las Escrituras Griegas Cristianas, vemos que 120 (80%) son masculinos y 30 (20%) lo son femeninos; el peso de las mujeres, por tanto, cuadruplicó su porcentaje.
 
Todas estas cifras implican algo sustancial: aún dentro del entorno judío en que se desarrollan los pasajes neotestamentarios —que era esencial y profundamente patriarcal y androcéntrico—, Jesús quiso mostrar no sólo que la mujer era importante, sino que podía y debía gozar de los mismos derechos sociales y religiosos que el varón.
 
por ejemplo, es una mujer, no un varón, el primer ser humano que proclamó la divinidad de Jesús; un honor que le cupo a Elisabet (Isabel), según Lc 1: 42-55. Fue también a mujeres, a quienes les fue revelada en primer lugar la resurrección del nazareno, el suceso más fundamental para lo que será la teología y cristología del cristianismo, y María de Magdala (Magdalena) fue la primera en recibir la aparición de Jesús resucitado y la encargada de comunicárselo a los discípulos varones.
 
Al contrario que los apóstoles, las discípulas galileas de Jesús no huyeron ni corrieron a esconderse y permanecieron en Jerusalén durante todo el proceso de ejecución y entierro de su maestro. En relación a esto último, es de un simbolismo evidente el hecho de que en el Calvario, a los pies del Jesús ejecutado en el stauros y patibulum (inicio del proceso de la salvación, para los creyentes), sólo había cuatro mujeres, llamadas María todas ellas —según Jn 19: 25—, pero solo Juan como apóstol.
 
Las siete mujeres que siguen y sirven a Jesús de forma continua —María de Magdala, María de Betania y su hermana Marta, Juana, Susana, Salomé y la suegra de Simón/Pedro— son personas nada convencionales, libres de amarras sociales, religiosas y de sexo, capaces de poder decidir su presente y su futuro; mujeres, tal como afirma el teólogo Couto, «nada marginales, más bien situadas dentro de la historia y del alma de su pueblo, cómplices de la esperanza mesiánica, cuya realización intuyen, esperan, favorecen y aportan. Son mujeres al servicio de Dios y del Evangelio; no están al servicio de un varón o de los hombres en general; están al servicio del Evangelio, a causa de lo cual dejan evangélicamente todo, dándolo evangélicamente todo (...) son mujeres evangelizadas y evangelizadoras».
 
María de Magdala no sólo aparece en los textos como discípula y servidora de Jesús y su mensaje sino que se la inmortalizó con una misión clara de mensajera, de informadora de los discípulos varones, un papel que reconocerá la tradición latina a partir del siglo XII al distinguirla con el título de apostola apostolorum (apóstola de los apóstoles).
 

El diálogo más extenso de cuantos mantuvo Jesús, según aparece en los Evangelios, en Juan 4: 7-26, se produjo entre éste y la “mujer de Samaria”, desarrollándose a lo largo de siete intervenciones del nazareno y seis de la samaritana —causando tan gran asombro a los discípulos cuando los vieron conversando juntos «que se maravillaban de que hablase con una mujer» (quizás también porque era samaritana) —; como resultado de esta charla, mantenida junto a una fuente de la ciudad de Sicar, muchos samaritanos reconocieron a Jesús como «Salvador del mundo» (Jn 4:39-42), siendo éste un pasaje clave para justificar la extensión del cristianismo entre los gentiles.

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 10 en el tema 
De: apoleon Enviado: 23/05/2011 00:00

Otra mujer, su propia madre, fue la responsable de que Jesús obrase su primer milagro público, según el relato de Jn 2:3-5: «No tenían vino, porque el vino de la boda se había acabado. En esto dijo la madre de Jesús a éste: No tienen vino. Díjole Jesús: Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? No es aún llegada mi hora. Dijo la madre a los servidores: Haced lo que El os diga», finalizando el pasaje con la frase: «Este fue el primer milagro que hizo Jesús, en Caná de Galilea, y manifestó su gloria y creyeron en El sus discípulos» (Jn 2:11).

 Jesús también hizo descansar sobre el protagonismo de una mujer (Lc 7: 36-50), esta vez una «pecadora arrepentida», su fundamental enseñanza sobre la gracia y el perdón de los pecados, un mensaje básico para el cristianismo futuro. Del mismo modo mostró su respeto por la mujer y proclamó su derecho a la igualdad cuando rehabilitó a la «hemorroísa», la mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años y que, por ello, había sido excluida de la vida social y religiosa de su comunidad (según lo prescrito por Lev 15:19-29).

No menos clarificador es el pasaje de la mujer sorprendida en adulterio de Jn 8:1-11, en el que Jesús se dirige a ella directamente, la trata con el respeto y dignidad que merece cualquier persona, enfrenta a los varones presentes, que querían lapidarla, con su propia conciencia y, finalmente, la declara perdonada.

 La visión que expresó Jesús sobre el divorcio fue muy revolucionaria. Según la ley —la Halajá—, el primero (varón) podía solicitar y lograr el repudio, pero para Jesús ambos miembros de la pareja rota «adulteraban» igualmente en ese acto y en sus matrimonios sucesivos. No era liberal ni progresista, pero sí muy igualitario en una sociedad, la judía, que sólo concedía derechos al varón y se los negaba a la mujer. Jesús colocó a varón y mujer en el mismo plano de igualdad en cuanto al criterio (rigorista) de conducta moral respecto al matrimonio y divorcio.

 La ekklesía que puso en marcha Jesús era un pueblo de hombres y mujeres reunidos ante Dios, no sólo de varones, como había sido la tradición judía hasta entonces. Pablo recogió esta idea y la amplió a los gentiles cuando escribió: «Todos, pues, sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Porque cuantos en Cristo habéis sido bautizados, os habéis vestido de Cristo. No hay ya judío o griego, no hay siervo o libre, no hay varón o hembra, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y si todos sois de Cristo, luego sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa» (Gál 3: 26-29).

 En esta declaración bautismal del movimiento misionero se proclamó específicamente que la iniciación, el ingreso en «el pueblo de Dios», no se producía ya a través de la circuncisión (patrimonio exclusivo del varón) sino mediante el bautismo, que incluye a todos sin excepción bajo un mismo Salvador y dentro del nuevo —y ampliado— pueblo de Dios. Era una nueva visión religiosa que negaba las prerrogativas basadas en la masculinidad y abría las puertas a mujeres y esclavos, lanzando una novedosa concepción igualitaria en todos los campos, que incluso integraba a los gentiles, excluidos hasta entonces del «pueblo de Dios».

Pablo dejó escrito que las mujeres trabajaban con él en igualdad de condiciones y mencionó específicamente a Evodia y Síntique (que «lucharon por el evangelio»), Prisca («colaboradora»), Febe (diákonos, hermana y prostatis o protectora de la iglesia de Céncreas), Junia (apóstol, considerada apóstola por los padres de la Iglesia, pero transformada en varón en la Edad Media por no poder admitir que una mujer hubiese sido apóstol junto a Pablo y tomada como «ilustre entre los apóstoles»).

 
Se relacionan también parejas de misioneros que trabajaron en plano de igualdad uno con otra, como son los casos de Aquila y Priscila, que fundaron una iglesia en su casa, el de Andrómico y Junia, etc. Esas mujeres fueron misioneras, líderes, apóstoles, ministros del culto, catequistas que predicaban y enseñaban el evangelio junto a Pablo, que fundaron congregaciones y ocuparon cargos en ellas... pero muy pronto el varón retomó el poder e hizo caer en el olvido una de las facetas más novedosas del mensaje cristiano; en el siglo II, se torció y manipuló la declaración de Gálatas 3: 26-29 y los Corintios, dando a entender que Pablo desconocía a sus ayudantes antes mencionadas.

 


Respuesta  Mensaje 3 de 10 en el tema 
De: apoleon Enviado: 23/05/2011 00:04
¡Cuan distinto habría sido el mundo si se hubiese permanecido leal al mensaje de Jesús de Nazaret y estimulado por Pablo! ¡Cuantas mujeres martirizadas durante siglos! ¡Cuánto abuso de varones apoyándose en las torceduras de las Escrituras! ¡Tanto los niños como las mujeres han sido los grandes víctimas de la traición al mensaje del amado Jesús de Nazaret.
 
De lo anterior derivan sentencias tan conocidas como la de Haimo d’Auxerre (siglo VIII): «en la Iglesia se entiende por mujer a quien obra de manera mujeril y boba»; la de Graciano (siglo XII): «la mujer no puede recibir órdenes sagradas porque por su naturaleza se encuentra en condiciones de servidumbre»; o la de Santo Tomás (siglo XIII): «como el sexo femenino no puede significar ninguna eminencia de grado, porque la mujer tiene un estado de sujeción, por eso no puede recibir el sacramento del Orden». La mujer, según la ha entendido la patrística cristiana, es un ser inferior, boba y condenada a la servidumbre «por su naturaleza». Hoy, no pocos sacerdotes y prelados siguen pensando lo mismo de ellas (aunque haciéndolas, también, como siempre fue, objeto de su lascivia).
 

A pesar de que, según lo visto, no fuese así en los Evangelios, sino todo lo contrario, la mujer comenzó a ser discriminada de la ekklesía cristiana bastante tempranamente; entre los siglos II y IV fue aboliéndose progresivamente la presencia de las diaconisas en las congregaciones cristianas y, bajo el control del emperador Constantino, la Iglesia católica fue configurándose según el modelo del sacerdocio pagano que había sido oficial, hasta entonces, en el Imperio romano. Por igual razón, los escritos bíblicos se han interpretado siempre desde una óptica profundamente androcéntrica y con un lenguaje no solo escasamente neutral sino abiertamente antifemenino.

 Así, miles de mujeres fueron martirizadas en la terrible Edad Media y ha sido muy difícil que las Iglesias protestantes y otras organizaciones restauren la dignidad espiritual de la Mujer.

 La Declaración Inter insigniores, emitida por la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santa Inquisición) el 15 de octubre de 1976, es un claro ejemplo de este machismo clerical falto de fundamento y discriminatorio para la mujer. A propósito de este texto, la teóloga católica Margarita Pintos comenta muy certeramente que «la antropología que subyace en esta declaración está claramente ligada al androcentrismo. Se asume la teología escolástica medieval que adoptó la antropología aristotélica en la que se define a las mujeres como “hombres defectuosos”. Esta antropología defendida por San Agustín y más tarde reforzada por Santo Tomás, que declara que las mujeres en sí mismas no poseen la imagen de Dios, sino sólo cuando la reciben del hombre que es “su cabeza”, no es, como parece obvio, una antropología revelada.

 
A pesar de que las corrientes evangélicas actuales están intentando devolver a la mujer el protagonismo religioso que nunca debió perder y que, desde 1958, va incrementándose de modo progresivo e imparable, la Iglesia católica y muchas otras organizaciones religiosas prefieren seguir ignorando lo que el Nuevo Testamento aportó como novedad y como la gran verdad que hubiese cambiado al mundo, prefiriendo mantenerse atrincheradas en su tradición: ¡las mujeres no pasarán! Qué lejos y olvidado ha quedado aquel Jesús que predicó la igualdad de derechos espirituales y privilegios de la mujer y las aceptó junto a él como discípulas, con gran escándalo de los sacerdotes, claro está. Igual que hoy, la sombra de Babilonia la Grande sigue sobre ellas.
 

Respuesta  Mensaje 4 de 10 en el tema 
De: 3kl3ktos Enviado: 23/05/2011 01:02
vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. (1Cor 14:34) Bien clarito está

Respuesta  Mensaje 5 de 10 en el tema 
De: apoleon Enviado: 23/05/2011 02:42
Por otra parte, también Pablo quiere dejar claro que la mujer no es un ser inferior ni maligno, como defendían los filósofos de la época. En el contexto de una iglesia formada por personas que tenían arraigadas estas creencias, las afirmaciones de Pablo en este pasaje van encaminadas a afirmar la común humanidad de hombres y mujeres. Todos son Hijos de Dios en medio de una fraternidad proclamada por Jesús. La mujer fue formada de la misma sustancia que el hombre y compartía las mismas cualidades, sin menoscabo de las diferencias externas que a ambos caracterizaban y cuya desaparición resultaban indecorosas.
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¡Es por esa razón que Pablo habla de que el varón es el origen (cabeza) de la Mujer! ¡Es para señalar que la mujer fue formada de la misma sustancia que el hombre y compartía las mismas cualidades, de la misma forma que el Cristo proviene del Padre y merecia dignidad y consideración! Asi Pablo combatía las ideas paganas e ideas filosóficas que cercaban a los Corintios.

Para Pablo, el estado de descontrol y desorden que reinaba en la iglesia de Corinto, podía provocar confusión si un desconocido entraba durante la celebración del culto, porque podía pensar que estaban bajo la misma locura de los que adoraban a Dionisos. Por otra parte, la mayoría de las mujeres, tanto judías como gentiles, no recibían instrucción religiosa, por lo que era normal que durante los cultos preguntaran cuando no entendían lo que estaba sucediendo, creando mayor confusión todavía. Es en este contexto que hay que entender el capítulo 14 de 1 de Corintios. A tres grupos diferentes les pide que guarden silencio: a los que hablan en lenguas sin que haya un intérprete, a los que profetizan al mismo tiempo, y a las mujeres. En los dos últimos casos Pablo les exhorta al autocontrol (versículos 32 y 34), usando el mismo verbo "hupotasso", que en voz media indica que la persona realice la acción sobre sí misma. Esta idea normalmente aparece en las traducciones del verso 32, pero no así en las del 34. ¿Cómo es posible traducir el mismo verbo de forma tan diferente cuando se refiere a las mujeres? La única explicación es que el traductor está imponiendo sobre el texto sus supuestos teológicos. Literalmente el texto dice en realidad: "que las mujeres se controlen a sí mismas, como la ley dice".

Los eruditos bíblicos han tratado de encontrar tal ley en el Antiguo Testamento o en la tradición judía, sin conseguirlo. La razón es que Pablo no está aludiendo a la Ley con mayúscula, como traduce la Reina-Valera o la Traducción del Nuevo Mundo. Sería inconcebible que Pablo, el gran defensor de la gracia frente a la Ley, acudiera ahora a ella. Pero, además, es que no hay ni un solo texto en el Antiguo Testamento que afirme tal cosa. Ni siquiera la T.N.M puede entregar referencia alguna a cierto pasaje de las Escrituras Hebreas que afirme tal cosa.

En realidad, parece que Pablo estaba haciendo referencia a la ley civil de la sociedad Greco-Romana, que ponía límites a los excesos de ciertas prácticas religiosas, especialmente llevadas a cabo por mujeres. Algún culto, como el de Isis, era considerado políticamente como peligroso, ya que proclamaba la igualdad entre hombres y mujeres, algo que socavaba los fundamentos de la sociedad de la época. El Senado Romano también tomó acciones en contra del culto a Dionisos, uno de los más populares entre las mujeres, que a veces usaban la religión como un medio de protesta y de hostilidad hacia los hombres. Se entiende, por tanto, el interés de Pablo porque las reuniones de los cristianos no pudieran confundirse con estos cultos, incumpliendo las leyes y provocando escándalo. Y en este contexto hay que entender este pasaje.
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De ninguna de las maneras puede significar que las mujeres debían abstenerse de ministrar con sus dones en la Congregación, puesto que en el capítulo 11 habla del atuendo adecuado para aquellas que oran o profetizan en la iglesia. En el capítulo 14, verso 34, posiblemente está exhortando al autocontrol a aquellas mujeres que proferían gritos sagrados al estilo de sus religiones de origen. El verbo "laleo" que aquí se traduce como "hablar", puede ser usado para hacer cualquier tipo de ruido y es usado repetidamente en este capítulo para describir palabras incomprensibles (verso 9). En el verso 35 puede estar haciendo referencia a las conversaciones privadas de las mujeres durante cultos o ceremonias donde no entendían lo que estaba sucediendo. Por eso dice Pablo que pregunten a sus maridos en casa.
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En realidad, Pablo rompe aquí una lanza a favor de las mujeres, a quienes considera capaces de autocontrol y con derecho a ser instruidas, cosa que les negaba la sociedad de su época. Él aboga porque pregunten y aprendan, aunque de forma que no alteren el orden en los cultos. El guardar silencio no significaba necesariamente abstenerse por completo de hablar, sino prestar atención a lo que otra persona estaba diciendo, como se puede apreciar en Hechos 12:17; 15:12,13; 21:40; 22:2. El "guardar silencio" de 1 Corintios 14:34 no significa, por tanto, que las mujeres estén excluidas del liderazgo espiritual.
 
Además, hay algunos puntos que son evidentes en ésta lectura de los Corintios. Notemos que el capítulo 11 no excluye ni deja fuera a las mujeres en la instrucción religiosa:

"Todo varón que ora o profetiza con algo sobre la cabeza avergüenza su cabeza; pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta avergüenza su cabeza, porque es una y la misma cosa como si fuera [mujer] con la cabeza rapada" - 1 Corintios 11: 4,5.

Aqui se hace patente que tanto varones como mujeres pueden hablar a la Congregación en el culto, salvo con ciertos detalles de su atuendo: La Mujer debe cubrirse la cabeza*, y el hombre debe hacer lo contrario. Pero notemos bien: La instrucción solo es para "orar y profetizar". El programa sencillo de dichas reuniones incluía además: "salmo, otro tiene una enseñanza, otro tiene una revelación, otro tiene una lengua, otro tiene una interpretación" (1 Cor. 14:26). El don de profecía y oración solo eran una parte de la acción en dichas reuniones. Por lo tanto, no se puede inventar un procedimiento extra bíblico que haga que la Mujer se cubra la cabeza si ésta se dirige de frente a la Congregación. Ella perfectamente podría presentar un sermón y una enseñanza con la cabeza descubierta. Ella puede dar un discurso de frente a la congregación sin cubrirse la cabeza. Puesto que el don formal de la profecía cesó, solo para orar en una reunión, la Mujer debería cubrirse. Además no hay ninguna indicación bíblica que las Mujeres solo deberían participar en las reuniones cuando no hay varones. Esas son normas añadidas humanas. Más bien, las palabras de Pablo indican que ellas deberían tener una participación frecuente y normal en las reuniones estando los varones presentes, solo teniendo las precauciones parar orar y profetizar*. Precauciones que también los varones tenían que cuidar.
 
Notemos como Pablo los coloca en igualdad:

"Todo varón que ora o profetiza con algo sobre la cabeza avergüenza su cabeza; pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta avergüenza su cabeza, porque es una y la misma cosa como si fuera [mujer] con la cabeza rapada. Porque si la mujer no se cubre, que también se trasquile; pero si le es vergonzoso a la mujer ser trasquilada o rapada, que se cubra. Porque el varón no debe tener cubierta la cabeza, puesto que es la imagen y gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del varón" - 1 Corintios 11: 4-7.

Cómo observamos, la igualdad es para ámbos. No se está destacando una superioridad en las funciones religiosas del uno sobre el otro. Notemos como Pablo a continuación deja claro el asunto y dice lo siguiente:

"Además, en lo relacionado con [el] Señor, ni es la mujer sin el varón ni el varón sin la mujer. Porque así como la mujer procede del varón, así también el varón es mediante la mujer; pero todas las cosas proceden de Dios" - 1 Corintios 11:11,12

¡Qué extraño que éstas palabras de Pablo nunca se muestren! Pablo finaliza diciendo que tanto mujeres como hombres son claves en la instrucción religiosa en la congregación: "en lo relacionado con el Señor". Sus últimas palabras nos confirman que las expresiones anteriores sobre las "cabezas" se refieren a que todos forman parte de una unidad fraternal en donde "todas las cosas proceden de Dios".

Respuesta  Mensaje 6 de 10 en el tema 
De: apoleon Enviado: 23/05/2011 02:44
"Por lo tanto, deseo que en todo lugar los hombres se ocupen en orar, alzando manos leales, libres de ira y debates. Igualmente deseo que las mujeres se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio, no con estilos de cabellos trenzados y oro o perlas o traje muy costoso, sino como es propio de mujeres que profesan reverenciar a Dios, a saber, mediante buenas obras. Que la mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que esté en silencio. Porque Adán fue formado primero, luego Eva. También, Adán no fue engañado, sino que la mujer fue cabalmente engañada y llegó a estar en transgresión. No obstante, a ella se le mantendrá en seguridad mediante el tener hijos, con tal que continúen en fe y amor y santificación junto con buen juicio" - 1 Timoteo 2:8-15.

Este pasaje, especialmente el verso 12, es el más usado para negar a las mujeres la posibilidad de ejercer el ministerio de enseñanza en la congregación. Sin embargo, notemos el contexto que rodea dicha declaración. Se habla de actitudes mundanas que estaban afectando a la congregación a la cual Timoteo estaba asigando. De ahí la importancia de entender el contexto y las doctrinas falsas que algunos estaban difundiendo. Estas enseñanzas se caracterizaban por especulaciones inútiles y deseo de controversia (1 Timoteo 1:4; 6:4; 2 Timoteo 2:23), rechazo del matrimonio y abstinencia de ciertos alimentos (1 Timoteo 4:3), prácticas inmorales (1 Timoteo 4:2), dar mucha importancia a genealogías y mitos (1 Timoteo 1:4; 3:9) y negar la resurrección del cuerpo (2 Timoteo 2:18).
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Todas estas creencias se ajustan bastante al Gnosticismo, movimiento religioso sincrético que tuvo sus primeras manifestaciones en el siglo I, y que floreció con esplendor en el siglo II. La mención que se hace en 1 Timoteo 1:6; 6:20; y 2 Timoteo 2:16 de discusiones inútiles, vana palabrería y los argumentos de la falsamente llamada ciencia ("gnosis", de donde se deriva la palabra "gnosticismo"), es interesante porque los escritos Gnósticos están llenos de pensamientos ilógicos y de ideas sin sentido.
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En el caso que nos ocupa, creemos que el horizonte cultural del texto es fundamental para una exégesis correcta del mismo. Así, aunque generalmente se piensa que 1 Timoteo fue escrita como un manual sobre gobierno eclesiástico para una iglesia que no era muy distinta de la nuestra, la realidad es diferente. 1 Timoteo es una carta personal, dirigida a un joven ministro que se está enfrentando a una serie de problemas concretos en una congregación concreta.

Pero si queremos encontrar el auténtico mensaje de este pasaje, debemos tener en cuenta una serie de consideraciones relacionadas no sólo con el contexto, sino también con la gramática y con los términos usados en el texto. En primer lugar, es importante notar el significado de la presencia o ausencia del artículo en este pasaje, ya que en griego la presencia del mismo indica identidad y la ausencia enfatiza la cualidad o el carácter.

En el verso 11 no hay artículo, con lo cual la mujer que no se está comportando correctamente, es la que debe "aprender en silencio con toda sujeción" (a Dios). Pablo está estableciendo en este verso la vía por la cual aquel tipo de mujer puede y debe ser restaurada. No es un mandato universal y atemporal. Esto se hace evidente cuando analizamos el contexto y también se amonesta a quienes están con debates e ira, especialmente a los hombres.

Respuesta  Mensaje 7 de 10 en el tema 
De: apoleon Enviado: 23/05/2011 02:45
En el verso 14 aparece el artículo delante de "mujer". Este uso del artículo, llamado de mención previa, hace referencia a Eva. Cuando no se interpreta correctamente este uso del artículo, la conclusión a la que se llega es que la mujer, por el simple hecho de serlo, es susceptible de ser engañada, y por lo tanto inferior al hombre. Es evidente que aquellos que entienden este texto en sentido genérico, pero al mismo tiempo no creen en la inferioridad de la mujer, están en clara contradicción.
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Pasemos ahora a aun análisis más detallado del verso 11. Pablo exhorta aquí a las mujeres que tenían un comportamiento inadecuado a aprender en silencio, con toda sujeción. Esto que muchos han interpretado como algo denigratorio para la mujer, en realidad es todo lo contrario. Aunque en Deuteronomio 31:12 Moisés encomendó que se congregara a todo el pueblo, incluidas las mujeres, para enseñarles la Ley, con el paso del tiempo a las mujeres les fue vetado el aprender la Torah, y participar en las actividades que se celebraban en las sinagogas. La única esfera de la mujer era el hogar. Ahora Pablo, siguiendo el ejemplo de Jesús, exhorta a que las mujeres aprendan, algo que la mujer griega también tenía vetado. Este aprendizaje debía hacerse en silencio, porque es la actitud necesaria para cualquiera que esté aprendiendo. La palabra que se usa en griego, "besuchia", no significa refrenarse de hablar, sino que significa estar en quietud, la quietud necesaria para meditar o estudiar (Similar a cuando dice antes: "deseo que en todo lugar los hombres se ocupen en orar, alzando manos leales, libres de ira y debates"). Por eso, cuando Pablo le dice a las mujeres de la Iglesia de Corinto que guarden silencio, usa otro verbo, que es "sigao", ya que en este caso se trataba de abstenerse de hablar porque estaban interrumpiendo con sus preguntas.
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En cuanto al sentido auténtico de la expresión "con toda sujeción", observamos, en primer lugar, que dicha sumisión, dado el contexto, no es al marido ni a los hombres en general, sino a los maestros, especialmente a Pablo y Timoteo. En vez de someterse a los falsos maestros deben hacerlo a aquellos que enseñan la sana doctrina. En segundo lugar, la ausencia del artículo indica otra cualidad de dicho aprendizaje. La palabra sujeción es la forma nominal del verbo "hupotassomai" que hace referencia a la disposición voluntaria de ser receptivo a las necesidades de los otros, en este caso la necesidad que tienen los maestros de comunicar sus enseñanzas sin ruidos molestos y con la debida atención.
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Pasemos ahora al verso 12. Si entendemos que Pablo está prohibiendo a todas las mujeres el enseñar a cualquier hombre, encontraremos que esta interpretación se contradice con numerosos textos del mismo Pablo (2 Timoteo 2:2; Colosenses 3:16; 1 Corintios 14:3, 26, 31, etc.). Por otra parte, en las Cartas Pastorales el verbo "didaskein" se une en contextos que expresan o implican el contenido de la enseñanza, ya sea para hablar de la falsa doctrina, o de la enseñanza de la verdad. Si en el verso 12 se refiere a la enseñanza en general es la única vez que ocurre en las cartas apóstolicas. Por todo ello, debemos concluir que lo que está prohibiendo Pablo es que ciertas mujeres enseñen una doctrina errónea.
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¿De qué doctrina se trata? La clave está en el tercer verbo que aparece en este verso, "authentein". El problema es que esta palabra aparece únicamente en este texto, y su significado varió con el paso del tiempo, con lo cual resulta realmente difícil saber su significado exacto en este contexto. Puede significar "usurpar, dominar, gobernar, ser responsable de un asesinato, proclamarse a sí mismo el autor u originador de algo, etc.". En el caso de que aquí significara "ejercer dominio sobre", Pablo no estaría haciendo otra cosa que recordarles las palabras de Jesús a sus discípulos cuando les exhorta a ser siervos en vez de "ejercer autoridad" unos sobre otros, como hacían los gobernantes de los gentiles (Mateo 20:25). En esta misma línea, Pedro amonesta a los ancianos que no apacienten a la grey de Dios como "teniendo señorío" sobre los que están bajo su cuidado (1 Pedro 5:3). Se trataría, pues, de la enseñanza de un principio general, aplicado en este caso particular a las mujeres. En el verso 8, se da la circunstancia contraria, ya que se dirige de forma particular a los hombres, pero puede decirse que la enseñanza de orar sin ira ni contienda es de aplicación general.

Respuesta  Mensaje 8 de 10 en el tema 
De: apoleon Enviado: 23/05/2011 02:48
El último verbo del verso 12 "einai en hesuchia", estar en quietud, en armonía, refuerza la idea de servicio que debe caracterizar las relaciones entre hermanos, sean del sexo que sean, en conformidad con las enseñanzas de Jesús. La enseñanza que se hacía ejerciendo dominio propiciaba ira y contienda.

Esta es una explicación. Sin embargo, el verso siguiente, y especialmente su nexo de unión "gar", permite una interpretación más certera. "Gar" es una conjunción que, dependiendo del contexto, puede ser causal o explicativa. Tradicionalmente se le ha interpretado como causal (porque), resultando el verso 14, interpretado en clave de prioridad temporal y de prioridad de culpa, la causa por la cual las mujeres, en general, no pueden enseñar a los hombres ni ejercer liderazgo. Sin embargo, tal exégesis es totalmente contraria al relato de la Creación, como hemos visto, y se opone al resto de las Escrituras, por lo que es evidente que no se trata de una partícula causal. Por otra parte, esta partícula enlaza los versos 13, 14 y 15 con los anteriores, y su significado debe depender de la relación de éstos últimos con los versos 8 al 12, y no al revés.

Desde esta perspectiva, y considerando "gar" una partícula explicativa, y "authentein" en su acepción de "autor u originador", se entendería que lo que Pablo está prohibiendo es que la mujer enseñe o se proclame autora y originadora del hombre, además de tener una actitud mundana. En la zona de Asia Menor, lo femenino era considerado como la fuente de la vida. La Gran madre recibía diferentes nombres, uno de ellos era Artemisa, la diosa que se adoraba en Éfeso como Diana, cuyo templo era una de las siete maravillas del mundo. A veces se la identificaba también con Eva, a la que los mitos gnósticos consideraban como la que trajo la vida y el conocimiento a Adán. Por eso, el verso 13 puede entenderse como una refutación de dicha enseñanza. Se le prohibe a las mujeres que enseñen que la actividad femenina dio la vida al hombre, porque, de acuerdo con las Escrituras Adán fue creado primero. Por otra parte, Eva no trajo el conocimiento (gnosis), sino que, siendo engañada, cayó en transgresión.
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Por lo tanto, los versos 13 y 14 no son la razón por la cual las mujeres no pueden ejercer el liderazgo, sino que se trata más bien de la refutación de una herejía ampliamente difundida en la zona por los mitos gnósticos o protognósticos que glorificaban a Eva. Esta interpretación, por otra parte, armoniza con otros ejemplos en los que Pablo primero indica la herejía y después la refuta: 1 Corintios 15:12-57; 1 Timoteo 4:3-5: 2 Timoteo 2:17-19; Romanos 3:8.

Ya hemos visto que a lo largo de la Biblia aparecen mujeres en posición de liderazgo, con la bendición de Dios, y el reconocimiento de los que las rodeaban.
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Si se interpretan los versos 13 y 14 en el sentido de que la superioridad del hombre procede del hecho de haber sido creado primero, como hemos visto anteriormente, el texto de la creación no le da ninguna significación a este hecho. El relato de Génesis muestra que tanto el hombre como la mujer fueron comisionados igualmente por Dios para ejercer dominio sobre la tierra, sin ninguna referencia a la existencia de roles jerárquicos entre ellos.

Tenemos que tener cuidado al interpretar al vuelo ciertos pasajes y darles una aplicación sectaria sin tomar en consideración todas las partes. Si la razón para la prohibición es que las mujeres, como Eva, son crédulas y fácilmente engañables, por lo que no deben enseñar o dirigir, este argumento no se sostiene, ya que en momentos cruciales de la historia del pueblo de Dios, surgieron una serie de mujeres que hicieron frente a problemas que los hombres no habían sabido solucionar (1 Samuel 25:3-35; 2 Samuel 14:2-23; 20:16-22; Jueces 4; Ester 8:17; 9:11-12; 29-32). Por otra parte, supondría sostener que la mujer, por naturaleza, es inferior.
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Interpretar este pasaje en el sentido de que las mujeres deben continuar siendo castigadas por el pecado de Eva, representa una seria contradicción teológica y doctrinal. De acuerdo con 1 Juan 1:9 "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad", por lo que esto afecta a todos los redimidos por la sangre de Cristo, y no sólo a la mitad de los mismos. Por otra parte, ¿por qué los hombres no son responsables del pecado de Adán, y las mujeres sí lo son por el de Eva? 1 Timoteo 2:11-15 no puede ser, a la luz del resto de las Escrituras, un decreto de castigo perpetuo y universal para todas las mujeres y por ende la prohibición de enseñar no puede relacionarse con ese asunto, sino que el pasaje se ha entendido mal.
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Por último, el Nuevo Testamento o Escrituras Cristianas enseñan que "tenemos dones diferentes, según la gracia que nos es dada" (Romanos 12:6), no según el sexo.

Por lo tanto, una lectura correcta de 1 Timoteo 2:8-15 nos muestra que Pablo advierte de evitar iras, debates y actitudes mundanas de prepotencia sobre ciertos aspectos. El habla del cuidado en el vestido que tienen que tener mujeres con esas tendencias y es a ellas a quienes se dirigen sus palabras. Es para prevenir las influencias Gnósticas que hablaban que Eva era la dadora del conocimiento, torciendo el relato bíblico. La mujer que no se está comportando correctamente, es la que debe "aprender en silencio con toda sujeción" (a Dios). Pablo está estableciendo en este verso la vía por la cual aquel tipo de mujer puede y debe ser restaurada. No es un mandato universal y atemporal que signifique que la Mujer está desprovista de liderazgo espiritual. Si fuera así, Pablo sería el Amo de la gran contradicción ya que todos los otros pasajes y relatos que hemos estudiado muestran que sus colaboradoras eran Mujeres piadosas.

Para concluir, podemos decir que un estudio de todas las Escrituras y en especial de lo que Pablo realmente escribió, demuestra que él no relegó a la mujer a una posición de subordinación dentro de la iglesia. Él realmente desafió los roles sociales que desempeñaban las mujeres en su tiempo, y la filosofía y teología que los sustentaban.

Respuesta  Mensaje 9 de 10 en el tema 
De: apoleon Enviado: 23/05/2011 02:50
Es el apresuramiento, el sacar ciertos versículos del cuadro general para apoyar ciertas ideas, lo que ha cumplido una notable profecía de Pedro:

"Además, consideren la paciencia de nuestro Señor como salvación, así como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le fue dada, les escribió, al hablar de estas cosas como también lo hace en todas [sus] cartas. En ellas, sin embargo, hay algunas cosas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también [hacen con] las demás Escrituras, para su propia destrucción" - 2 Pedro 3:15,16.

Una cantidad impresionante de Iglesias han establecido reglas humanas, torciendo de forma intencional o indocta las palabras de Pablo, sacándolas de su contexto, para perpetuar formas "cristianas" de esclavitud, de dominio y ataduras a organizaciones humanas.


Respuesta  Mensaje 10 de 10 en el tema 
De: 3kl3ktos Enviado: 23/05/2011 03:35

1 Corintios 14:35 Y si quieren aprender algo, que pregunten a sus propios maridos en casa; porque no es correcto que la mujer hable en la iglesia.

Efesios 5:22 Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor.

1 Timoteo 2:11 Que la mujer aprenda calladamente, con toda obediencia.

1 Timoteo 2:12 Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada.

1 Pedro 3:1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres
 
Mas claro no puede ser, aqui nadie esta diciendo que la mujer sea inferior, sino que cada quien cumpla su funcion sin sentirse discriminado ni menos despreciado, lo que sucede es que la filosofia mundana nos ha hecho creer que las funciones que dio Dios a las mujeres son denigrantes, al contrario, son las mas importantes para la formacion de la sociedad ya que son las que gobiernan en el hogar, ademas el ser pastor o cabeza no te hace mejor que los demas, sino igual pero con una carga adicional. La filosofia mundana postmodernista ha contribuido grandemente a la apostasia.


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