Cristo es
el principio de la obediencia y por eso su Padre celestial vino hacer su
cabeza, aúnque en su preexistencia divina Cristo y su Padre Eterno en esencia
son recíprocamente iguales, el hecho es que cuando este Hijo de Dios se encarno
en Jesús, aceptó todas las limitaciones de un hombre, tomando forma de siervo.
El mismo
decidió aprender obediencia hasta la muerte, después de despojarse asimismo de
su gloria, nunca siguió una línea ambigua, pues él sabía, que el único camino a
la gloria como hombre, es el camino de la obediencia a su Padre Eterno,
obediencia que le costó aprender a base de sufrimientos sin la más leve sombra
de resistencia o rebelión. Por lo cual Dios padre lo exaltó hasta lo sumo y lo
hizo señor cuando subio en gloria como hombre al cielo. Si fue el Padre quién
glorificó a este hombre llamado Jesús y por eso este nombre es tan precioso; en
el universo no existe nadie como EL; cuando exclamó "consumado es",
no solamente proclamó la consumación de la salvación del hombre, sino también
todo lo que significa su nombre. Y en su nombre se doblará toda rodilla y toda
la lengua confesará que Jesús es el Señor, así como también es Dios (el hijo
del Dios Padre).
Jesús fue
obediente simplemente por el hecho de que quería ser exaltado como hombre y así
fue ratificado su principio de obediencia; pues el Hijo de Dios volvió al cielo
como hombre, y como hombre fue exaltado por el Padre y recibió más gloria aún
que la que tuvo antes de encarnarse en humano. Aprendamos nosotros también como
sus siervos, obediencia, haciendo de éste principio de obediencia nuestro propio
principio, pues Dios no soporta la rebelión y si no aceptamos el principio de
autoridad establecido por Dios, estamos aceptando el principio de la rebelión
de satanas y sus angeles caidos.
Se dice
en hebreos 5: 8 que Jesús "aprendió la obediencia por las cosas que
padeció " notemos que el, no trajo la obediencia a esta tierra; sino que
el la aprendió, y lo hizo por medio del sufrimiento. Cuando pasamos por el
sufrimiento es cuando aprendemos obediencia; la utilidad no está en que si
hemos sufrido o no, sino, en ser conscientes de si hemos aprendido a obedecer
por medio de ese sufrimiento. Sólo los obedientees son útiles a Dios. Si
nuestro corazón no se ablanda, el sufrimiento no nos dejara; los indolentes y
amantes de placeres mundanos, son inútiles delante de Dios.
El señor
Jesús fue perfeccionado por medio de la obediencia y vino a ser la fuente de
nuestra eterna salvación. ¿Qué hubiera ocurrido si Jesús no se hubiera
humillado en obediencia?. El señor Jesús en la tierra, pudo haber escogido otro
camino, contrario al de obedecer como hombre, absolutamente y sin reservas;EL
haciendo uso de su origen divino, y consciente de ello, pudo haberse
enfrentado, habriéndose paso a la fuerza, con el apoyo de su autoridad y porder
y el ejército de ángeles a su disposición, es decir, reclamando y usando su
autoridad divina, poder y gloria de su preexistencia divina, a raíz de haber
hallado lo difícil que era obedecer en su debilidad y limitaciones como hombre
en la carne.
Pero el
Señor descartó esa posibilidad que tenía, y se humillo en obediencia al Padre
hasta la muerte, sacrificado públicamente y con muchos testigos, clavado en un
madero. Fue tratado y muerto,como una persona común y corriente de este mundo.
Y como Hijo se sometió voluntariamente a la autoridad del Padre y declara
"el Padre mayor que yo es" (Juan 14: 28). Dios Padre ratifica su
autoridad suprema.
Gracias a
que Jesús escogió el camino de la obediencia, pudo triunfar, sustituyendonos y
pagando el rescate por medio de su sacrificio, pues si Jesús hubiera usado su
fuerza y poder y hubiera acabado con sus enemigos, en teoría, él como Dios,
hubiera salido airoso, pero los hombres, no hubiéramos tenido ninguna
posibilidad de salvación, pues la ley de Moisés es imposible cumplirla, y nos
maldice y mata. Gracias a su obediencia ,a la estrategia del Padre, vino su
gracia , que es nuestro pasaporte a la vida eterna .
Seamos
inteligentes, seamos obedientes a la ley de Jesucristo, pues sin duda,EL
cumplió su parte, ahora nosotros, no debemos fallar siendo torpes y
desobedientes a su ley. El poder de su Espíritu Santo, nos ayude a triunfar en
esta única oportunidad que tenemos, pues se vive una vez y luego, el juicio, o
el tribunal de Cristo. El señor nos ayude. Francisco toro P.