ESPÍRITU SANTO Y CEREBRO
Se ha descubierto cientificamente,que mientras una persona experimenta la presencia del Espiritu Santo,el cerebro emite al cuerpo esa presencia sobrenatural,y tambien que cuando una persona habla en lenguas,la parte cerebreal de logica y control del habla no tiene actividad en ese momento.
El don de lenguas o glosolalia (de las voces griegas glossa, "lengua", y lalein, "hablar") es en su origen un término religioso que aparece mencionado en el Nuevo Testamento y que hace referencia al don que otorgó el Espíritu Santo a los apóstoles –y éstos a terceros mediante la imposición de manos– para poder hablar fluidamente idiomas extranjeros sin haberlos aprendido, como en Pentecostés.
Los Hechos narran cómo ese día los Apóstoles, reunidos con otras personas en Jerusalén, "quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar otras lenguas"(2,4). Se trata de verdaderos idiomas hablados en determinados países, diferentes de aquellos que habitualmente hablaban los seguidores de Jesús, pues los oyentes les oyen hablar sus propias lenguas y se admiran del hecho de oírlas en labios de galileos (2,8-9)
UN HALLAZGO CIENTIFICO FASCINANTE
¿Tiene alguna base neurológica el don de lenguas? Hoy, la ciencia siquiátrica dispone de herramientas para explorar ese universo de kilo y medio que es nuestro cerebro. Un equipo de investigadores de la University of Pennsylvania School of Medicine se ha servido de la Tomografía Computarizada por Emisión de Fotón Único (Spect) para analizar la actividad cerebral de cinco miembros de una congregación pentescostal capaces de experimentar la glosolalia.
El Spect permite a los científicos detectar con precisión las áreas cerebrales involucradas en una determinada actividad mental de forma incruenta. Al voluntario sólo se le inyecta en vena un fármaco radioactivo, que viaja hasta los sesos y permite detectar las neuronas más activas.
En palabras de los autores del ensayo, los doctores Steve Paulson y Andrew Newberg, la prueba fue un éxito. Su investigación comenzó con la selección de los glosólalos, cinco mujeres de una congregación religiosa conocidas por su capacidad o don para entrar en trance, "conectarse directamente con Dios" y hablar en idiomas "extraños".
"El don de lenguas es un forma de vocalización muy inusual. Parece como si la persona hablara una lengua, pero incompresible. Cuando el glosólalo se somete a un análisis lingüístico se comprueba que el supuesto idioma no se corresponde de forma clara con ninguna estructura lingüística. Lo que sale por sus bocas no se parece nada a una lengua", dice el doctor Newberg, "El fenómeno –añade este investigador– resulta muy interesante porque no vemos actividad en las áreas del cerebro implicadas en el lenguaje. Para una persona que crea firmemente en la glosolalia, la fuente de la vocalización está muy clara". Dualismo descartiano frente al monismo de la Era del Cerebro: ¿los sucesos mentales (psicológicos, espirituales) y los sucesos cerebrales (psicoquímicos) son la misma cosa?
Paulson y Newberg eligieron a cinco mujeres de raza negra y las invitaron a que cantaran gospel y hablaran en las lenguas enigmáticas. Durante cada actividad, las mujeres recibieron una dosis intravenosa de un marcador radioactivo, un chivato que delata las zonas cerebrales con mayor flujo sanguíneo y, por tanto, con mayor actividad neuronal. Los científicos cuentan en el último número de la revista Psychiatry Research: Neuroimaging que la actividad de los lóbulos frontales de las cinco voluntarias sufrió un considerable bajón durante la glosolalia, en comparación con los momentos en que cantaban gospel. Estos lóbulos están estrechamente relacionada con el sentimiento de autocontrol.
Newberg confiesa que el hallazgo es fascinante, pues explica por qué "los sujetos creen realmente que el espíritu de Dios se mueve en sus cuerpos y controla lo que hablan". De hecho, las mujeres no controlan los centros del lenguaje mientras experimentan el don de lenguas. Por otro lado, el Spect reveló un incremento en la región parietal del cerebro, que integra la información sensorial de diferentes partes del cuerpo, nos orienta en el espacio y marca la clara distinción entre lo propio y el mundo exterior. Este aumento de la actividad parietal fortalece la sensación de "contacto" en todo el cuerpo, y explicaría la sensación de estar impregnado por el espíritu, según el psicólogo Michael Persinger, de la Laurentian University.
A raíz de este descubrimiento, algunos expertos se han preguntado, una vez más, si Dios está en la sinapsis, el miniespacio que separa una neurona de otra y el lugar donde ocurre el trasiego de neurotransmisores, los mensajeros de los impulsos eléctricos, la lingua franca de nuestro casquete pensante.
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