La restauración
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tu también seas tentado” (Gl.6:1)
Este pasaje de la escritura describe de manera diáfana, la orientación que nuestro Dios desea que tengamos para la restauración de un hermano en la fe.
Es interesante notar, que la responsabilidad de la restauración recae exclusivamente sobre una categorización, de un grupo de creyentes, que la escritura denomina “espirituales”; son ellos, los que deben realizar la tarea.
Dios es demasiado sabio; no me imagino a un creyente carnal tratando de restaurar a un hermano, tiene que ser un desastre, debería él buscar ayuda primero y permitir que otros puedan contribuir en su desarrollo espiritual, para posteriormente poder colaborar en la restauración del hermano. Por tal motivo, es que el Señor se enfoca en los que tienen cierta madures en la congregación, pues pueden dar una mejor ayuda a los que han sucumbido en los brazos del pecado.
La restauración debe proporcionarse a aquel que ha sido sorprendido en alguna falta. Existen muchos, que a leer este pasaje, les viene a la mente el hermano que ha sido pillado infraganti en algún pecado, es decir, aquel que es encontrado en el mismo acto del error, como la historia “seudobiblica” de la mujer adultera, que narra el suceso de unos fariseos que llevaron a Jesús, a una mujer, porque había sido descubierta en adulterio; mas el enfoque que hace la escritura no es esencialmente ese, el diccionario Vine acerca de este asunto expresa lo siguiente: “el significado no es detectar a la persona en el acto mismo ,sino que esta persona sea sorprendida por el pecado ,al no estar vigilante”(pag.64) pues bien ,la escritura enfatiza es en el carácter sorpresivo del pecado sobre el creyente ,que en cualquier momento puede ser tomado sin advertencia y no en la premeditación con que muchos incurren en las faltas.
El verbo griego Prolambano( προλημφθη) que se traduce por “que fuere sorprendido” conjugado en la voz pasiva y concordante sintaxicamente con la palabra falta paraptoma(παραπτωματι), respalda la idea de que el creyente no es sorprendido por los hermanos, sino por el pecado.
No es una opción el restaurar al hermano caído, sino un mandato del señor, así lo deja ver la forma como se expresa el verbo en el griego( es un imperativo dado a los espirituales) , y traducido al español de igual manera, restaurad; el verbo presenta la idea de la reconstrucción, remiendo de una red de pescar para que pueda seguir con su funcionalidad, pero también, expresa la idea de un reajuste a un miembro dislocado, siendo el tal, el creyente que ha incurrido en una falta; se debe tener paciencia y mansedumbre para celestial tarea; además, se debe tener cuidado porque podría ser tentados y también ser sorprendidos por el pecado aquellos involucrados en el proceso de restauración. Los espirituales tenemos la responsabilidad de restaurar a los caídos ¿Estamos cumpliendo con ese mandato del señor? ¿Estamos restaurando a los sorprendidos por una falta?