Uno de
los dos descubridores de la estructura helicoidal del ADN, el doctor
Francis Crick, en su libro titulado la
búsqueda científica del alma (1994) donde no buscaba precisamente estudiar el
"alma," sino más bien todo lo contrario. Es decir, demostrar que ésta
no existe, que no hay alguna esencia espiritual en el hombre, que exista
independientemente del cuerpo físico. El doctor crick, que era ateo y profesaba
el naturalismo, estaba convencido que con el descubrimiento del ADN, era
suficiente para acabar con el vitalismo, y también esperaba terminar con las
creencias en la existencia del alma. En su trabajo sobre la conciencia. Por ese
motivo, el asumio el reto de investigar en este campo tan difícil y poco
explorado.
Sus
estudios por medio de la experimentación científica, según Crick, demostrarían
que no hay nada espiritual en el ser humano, y que el alma (la personalidad, la
conciencia ) no es más que el producto del funcionamiento de las células
nerviosas, al final de su hipótesis "revolucionaria "; Francis Crick
resume en "creer" que el hombre, con todas sus alegrías y penas,
recuerdos y ambiciones, su sentido de la identidad personal y su libre
voluntad, no es otra cosa que el resultado de un vasto conjunto de neuronas y
moléculas asociadas. Es decir, un simple acto de" fe "sobre el
supuesto comportamiento de la materia. Que hace que la mente consciente, sea
sólo el resultado de un cerebro, y dentro de este, materia de células nerviosas
en actividad.
Para esta
teoría monista y materialista, tan explotada, no hacía falta tantos
experimentos. El hombre no puede resolver el problema mente, cuerpo, espíritu,
sencillamente, porque está más allá de sus capacidades cognoscitivas. Lo máximo
que pueda hacer la neurobiología es
crear un mapa detallado de los procesos físicos y químicos relacionados con los
distintos estados subjetivos de la actividad mental, pero no puede resolver el
problema de la relación existente entre el cerebro y la conciencia. Ninguna
teoría puramente fisiológica podrá explicar nunca el alma, la conciencia o la
espiritualidad del ser humano.
Es sabido
que sin cerebro no hay conciencia, pero el alma la conciencia y el espíritu no
es el cerebro. ¿En qué consisten entonces los procesos mentales superiores?. A
ciencia cierta, no se sabe. Aunque sí sabemos que la conciencia humana es algo
más que células nerviosas entrelazadas y este "algo más" es de
naturaleza espiritual, y escapa a toda verificación empírica. Es algo que se
intuye desde el sentido común aunque no puede mostrarse experimentalmente. La
pregunta es ésta. ¿Somos sólo un montón de neuronas o algo más que eso?.
La
ciencia actual tiene poco que aportar al concepto de alma. Aunque nosotros los
creyentes no debemos abstenernos de
utilizar esos términos, como si se tratase de conceptos místicos inapropiados,
para hablar del hombre contemporáneo. Es verdad que ya no vivimos influidos por
el dualismo platónico, donde consideraban el cuerpo como la cárcel del alma. No
obstante, el alma existe como una realidad, que podría llamarse: "el yo
real"; esta personalidad no puede confundirse con materia física en
constante cambio ni con el cerebro.
Los
atomos y moléculas de nuestro organismo están en constante sustitución, por
otros, que aporta el alimento. El cuerpo físico que tenemos hoy, no es el mismo
que teníamos hace tan sólo unos años. Pero a pesar de ello, seguimos siendo la
misma persona. Nuestro "yo" individual no ha cambiado, aunque cada
día perdamos miles de neuronas. Aquello que configura nuestra personalidad, y
que tiene poder para decidir variar , desorganizar u organizar la materia
corporal nuestra, es algo (una personalidad, nuestra persona) que llamamos alma
y a lo que la ciencia actual no tiene acceso.
El hombre
no es tan sólo dependiente de su árbol
genealógico, ni de su espiral de ADN, ocupando mediante un cuerpo físico, un
lugar en este mundo, sino que también está en la retina del ojo de su creador.
El alma y el espíritu están
profundamente enraizados con el cuerpo del ser humano. Y hay una esperanza y
certeza en la resurrección del alma y del cuerpo que se unirán a nuestro
espíritu en gloria, pues así Dios lo ha establecido. (continuara).
Jesucristo sea todo en nuestras vidas.
Gracia y paz Francisco toro
p.