Si toda la vida le dijeron que no debía comer este alimento porque es el gran responsable de causar diabetes, además de alterar el sistema nervioso y hacernos engordar, relájese.
A lo largo de estas décadas se han llevado a cabo numerosos estudios sobre la repercusión del azúcar en nuestra salud. Incluso, hace poco un grupo de científicos estadounidenses publicó un estudio en donde se señala que consumir este alimento reduce nuestra esperanza de vida
No obstante, su consumo moderado podría no ser tan nocivo como la mayoría de personas piensa. Y es que el azúcar no tiene más poder que el que nosotros le demos, ya que queda en cada uno limitar o no su ingesta.
Para descubrir una serie de mitos en torno a este alimento, David Levitsky, profesor de psicología y ciencias nutricionales de la universidad de Cornell, creó una lista para Men’s Health en donde nos cuenta, con detalle cuáles son ciertos y cuáles no.
EL AZÚCAR NO PROVOCA DIABETES
La diabetes tipo I es una enfermedad congénita, por lo que su aparición no tiene absolutamente nada que ver con el azúcar. El problema es que es la menos frecuente (apenas el 10% de los casos), y la tipo II, la más común, está íntimamente ligada con el sobrepeso.
Por ello, la clave está en limitar la ingesta del azúcar, hacer dieta y ejercitarse más para perder esos kilos extras y evitar este mal que es causante del 44% de las enfermedades renales crónicas terminales en el mundo, así como es gran causante de los problemas cardíacos y de la ceguera.
AZÚCAR REFINADA NO ES PEOR QUE AZÚCAR RUBIA O LA FRUCTUOSA
“En los tres casos, el aporte calórico es prácticamente idéntico y, además, al final el organismo las acaba convirtiendo a todas en glucosa”, explica Levitsky. “Lo que si puede pasar”, añade, “es que compremos, por ejemplo, galletas con fructosa, y acabemos comiéndonos cuatro en lugar de una, convencidos de que son más sanas y ligeras que las normales”.
En cuanto al azúcar rubia, cabe recordar que tiene las mismas calorías que la blanca (4 por gramo) y que, a pesar de lo que se acostumbra a pensar, contiene cantidades ínfimas de vitaminas y minerales, irrelevantes desde el punto de vista nutricional.
LA FRUCTOSA ELEVA EL NIVEL DE LOS TRIGLICÉRIDOS
Un reciente experimento, llevado a cabo en la Universidad de Minnesota, ha demostrado que los hombres que siguen una dieta rica en fructosa presentan un nivel de triglicéridos un 32% superior al del resto.
Aunque la cantidad relativamente baja que se encuentra en la fruta no debería preocuparnos, cuídese de la fructosa que aportan los alimentos procesados. Y es que, aunque nos pese, nuestro organismo no puede metabolizar una golosina con la misma velocidad con la que la comemos. Así, el hígado se ve obligado a devolver una parte de la glucosa al torrente sanguíneo, o a guardarla para utilizarla más adelante. ¿El problema? Que si su deposito está lleno, la almacenará en forma de grasientos triglicéridos.
¿Su misión?: Aléjese y más si tienes problemas de sobrepeso, de los dulces, lacerveza, las gaseosas y los refrescos.
EL EXCESO DE AZÚCAR ESTRESA
Para diagnosticar prediabetes y diabetes, los médicos se sirven del test de tolerancia oral a la glucosa (TOG). Durante esta especie de “prueba de estrés”, el paciente ingiere 75 gramos de glucosa para que el especialista observe cómo su cuerpo procesa el azúcar.
Todo estaría bien si no fuera porque muchos refrescos de 24 onzas contienen más de 75 gramos de azúcar. Sobra decir que el shock que provocan estas bebidas en nuestro organismo puede ser bastante peor que el causado por un controladísimo TOG, alterando nuestro sistema nervioso.
Por ello, debe limitar su consumo y no está de más saber que la hiperglucemia severa (nivel elevado de azúcar en sangre) puede provocar visión borrosa, sed extrema y la necesidad de orinar a menudo, y que la hipoglucemia (nivel bajo de azúcar en sangre) causa debilidad, sudores fríos, ansiedad o visión borrosa. Si le suenan estos síntomas, no deje de realizarse un TOG.
MENOS SUBIDAS DE AZÚCAR EN LA SANGRE AYUDA VIVIR MÁS
Subir reiteradamente los niveles de azúcar provoca que nuestros órganos se vean obligados a trabajar más de la cuenta. Y eso tiene un precio. Si bien es cierto que una persona sana puede compensar estas oscilaciones sin problemas, en cuanto se descuide y siga una dieta inadecuada o abandone el deporte, podría acabar desarrollando diabetes.
¿Qué debe hacer? Evite los productos con un índice glicémico elevado (cerveza, refrescos azucarados, bebidas deportivas, papas, pastas), asegúrese de que los azúcares simples no representen mas del 10% de su ingesta diaria de calorías.