Una secta que vivía bajo tierra y mantenía allí a más de 20 niños en reclusión fue descubierta en Tatarstán, una república de la Federación de Rusia situada en el Distrito Federal del Volga.
Los cerca de 70 miembros de la secta no han visto la luz solar durante más de una década. El grupo es conocido como la secta 'fayzarahmanista', por el nombre de su fundador, Fayzrahman Satarov, de 83 años. Este hombre se describe a sí mismo como "profeta" y a su casa como un "estado islámico independiente".
Para independizarse del mundo que les rodea, los miembros de la secta decidieron vivir en un búnker subterráneo junto con sus hijos, el más pequeño de los cuales tenía solo seis meses cuando los descubrió la Policía. Los niños recibían poca comida y mala asistencia médica y no podían salir a pasear, hablar con nadie ni estudiar. No obstante, los adultos no parecían controlar con tanta rigidez la vida sexual de los adolescentes, a juzgar por el hecho de que una chica de 17 años estuviera embarazada.