El sacrificio de estos animales se ha disparado por el sabroso sabor de algunas de sus partes.
Este plato es el número uno hogares, restaurantes y chiringuitos cuando se aproximan las celebraciones del año lunar.
La estelar demanda de carne de perro, que ha reducido de manera
considerable la cabaña nacional canina, ha llevado a los tratantes
vietnamitas a abastecerse en países vecinos y a los matarifes a acelerar
los sacrificios, según denuncian organizaciones locales comprometidas
con la defensa de los animales.
"Si te mueves por las provincias del centro de Vietnam, cerca de la
frontera con Laos, se puede ver de manera frecuente camiones enormes que
cruzan con al menos 200 ó 300 perros enjaulados como gallinas, en cada
jaula van diez animales, para abastecer a la industria de carne de perro
en Vietnam", dijo Tuan Bendixxen, director de la oficina de Vietnam del
grupo Animals Asia.
Según la creencia popular vietnamita el consumo de carne de este
animal incrementa la salud y la longevidad, además de la temperatura
corporal durante los meses de invierno, y es habitual comerla como
ritual para ahuyentar la mala suerte durante los festejos para dar la
bienvenida al Año Nuevo, que será el 23 de enero.
La aparición de una clase media en este país comunista ha contribuido
a ampliar la clientela que demanda carne, vísceras, patas, rabo u otras
partes del perro para preparar distintos guisos, a menudo condimentados
con una salsa de calamar, que hasta hace unos años formaban parte del
menú de solo una minoría de hogares.
"El incremento de la demanda ha hecho que muchos de los animales sean
traídos ilegalmente desde otros países como Tailandia" afirma el
director de la protectora de animales.
Un estudio de la universidad de Chulalongkorn, en Bangkok, estima que
las redes de contrabandistas de perros que operan en regiones del norte
y noreste de Tailandia sacan ilegalmente del país vecino unos 30.000
perros cada mes con la finalidad de suplir la fuerte demanda vietnamita.
Una práctica habitual entre los tratantes y contrabandistas es dar a
beber a los canes grandes cantidades de agua, o introducirla mediante
una pipeta hasta el estómago, antes de la transacción para que los canes
pesen más y ganar un puñado extra de monedas.
Cuatro tailandeses y un vietnamita fueron detenidos a principios de
agosto y acusados de tráfico de animales cuando pretendían cruzar la
frontera de Tailandia con Laos con unos 2.000 perros cuyo final eran las
cacerolas de casas y restaurantes de Vietnam.
Incautaciones como esta han hecho que el precio del kilo de carne de
perro descuartizado haya alcanzado, antes de llegar al consumidor, un
preció equivalente a los 30 dólares. "Estos miles de perros rescatados
son solo la punta del iceberg del comercio ilegal entre Tailandia y
Vietnam", apunta Bendixxen.
El consumo de esta carne, que carece de regulación específica del
Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Vietnam, ha causado
numerosos casos de cólera y rabia en personas, algunos con resultado de
muerte.
"Cerca del 40 por ciento de las pruebas para confirmar un diagnóstico
de la rabia es a personas que no han sido mordidas por un animal y que
admiten haber consumido carne de perro", afirma el doctor Heiman
Wertheim, del Instituto Nacional para Infecciones y Enfermedades
Tropicales de Hanoi.
La Agencia de Alimentación vietnamita ha alerta de que el país carece
de medidas sanitarias para prevenir las enfermedades contagiosas que el
consumo de partes de perro causa en los humanos y que esta se
comercializa sin ningún tipo de control.
"Regular el comercio sería solo una solución superficial, pues se
permitirá que los animales sufran", explica Jim Robinson, fundador y
director general de la protectora de animales asiática. "Hemos pedido al
Gobierno en varias ocasiones una reunión para tratar el asunto del
comercio de la carne de perro, pero siempre hemos recibido una negativa
por respuesta" comenta el director de 'Animals Asia' para Vietnam.
La organización estima que solo en Ciudad de Ho Chi Minh, antes
Saigón, hay unos 175 establecimientos que incluyen en su menú diversos
platos hechos con perro y que en conjunto sus clientes consumen a diario
unos 350 animales.
En Filipinas, China, Indonesia, Corea del Sur y en áreas de
Tailandia, con población de origen vietnamita, también se consume carne
de perro, aunque los Gobiernos filipino y surcoreano han promulgado
leyes para prohibir el comercio.
EFE