LA CLAVE DE LA SALUD PERFECTA:
EL A.E.I.O.
Por Tito Martínez
14 de octubre de 2012
He descubierto la clave de la salud perfecta, la cual comparto con los foristas, la he denonimado:
A.E.I.O.
A: Alimentación. Cuando hablo de alimentación no solo me refiero a la física, sino también a la espiritual. Jesús dijo que no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Somos lo que comemos. Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento. Si nos alimentamos espiritualmente con la Palabra de Dios, es decir, con la verdadera doctrina de Jesucristo y de sus apóstoles que encontramos en el Nuevo Testamento, entonces tendremos una buena salud espiritual, y si alimentamos nuestro cuerpo con productos lo más naturales posible, entonces nuestro cuerpo estará sano.
E: Ejercicio. El ejercicio físico diario es la clave para tener un buen cuerpo y fuerza física. El ejercicio se puede hacer en un gimnasio, en un parque al aire libre o en nuestra propia casa. Los ejercicios físicos han de ser aeróbicos y también de resistencia, es decir, se puede caminar, montar en bicicleta, natación, levantar pesas o levantar el peso de nuestro propio cuerpo. El ejercicio hará que nuestro cuerpo se modele y consiga el peso perfecto, y hará que nuestras defensas biológicas se fortalezcan. La vida sedentaria y la ausencia casi total del ejercicio fisico ha creado montones de enfermedades y de gordos en el mundo, especialmente en los paises industrializados.
I: Información. Es fundamental estar informados en cuanto a estas cuestiones. Tener una información o conocimiento correcto en lo espiritual y en lo físico es básico para tener una excelente salud espíritual y física. La mejor información o conocimiento la encontramos en la Biblia y en Internet, solo hemos de buscarla.
O: Objetivo. ¿Cual es el objetivo de todo lo anterior?, el objetivo es la salud espiritual y física perfecta, no solo en este mundo, sino también en el mundo venidero, cuando seamos glorificados y participantes de la naturaleza divina, entonces seremos semejantes a Dios, es decir, seremos dioses inmortales:
2Pe 1:4 (BAD) Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que vosotros, después de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguéis a tener parte en la naturaleza divina.
1Jn 3:2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
(El tormento de los malditos judaizantes y demás apóstatas de la fe)